Los ilegales

Crítica de Jonathan Santucho - Loco x el Cine

Whisky, sudor y sangre.

1931. Mientras la Ley Seca sigue causando caos en las ciudades de Estados Unidos por el dominio de los gangsters, el área de las montañas es el centro de la producción de alcohol. Y en el estado de Virginia, pocos contrabandistas tienen la reputación de los hermanos Bondurant: por un lado, está el duro e incansable Forrest (Tom Hardy), por el otro, el bruto y arrebatado Howard (Jason Clarke). Afuera de ellos, está el joven y creído Jack (Shia LaBeouf), que busca ansiosamente entrar al negocio familiar. Así, ellos dominan el circuito de la bebida, sin tener que preocuparse por policías o la competencia.

Pero como las cosas nunca se quedan como están, una ola de cambios altera el clima del condado de Franklin. Primero, aparece en el pueblo Maggie (Jessica Chastain), una chica que conserva claras cicatrices del pasado. Mientras tanto, Jack se encuentra con Martha (Mia Wasikowska), la hija del pastor local, y trata de conquistarla. Pero lo que empeora todo es la llegada del agente especial Charlie Rakes (Guy Pearce), un sádico y corrupto oficial que busca obligar a los hermanos a que se pongan a sus pies. Pero los Bondurant no se inclinan, y pronto inician una guerra sin cuartel que los va a afectar para siempre.

Esa es la historia de Los ilegales (Lawless, 2012), el nuevo film de John Hillcoat, quien en el pasado trajo el muy buen western Propuesta de muerte y el drama post-apocalíptico La carretera. Esta vez, basándose en el libro de no ficción The Wettest Country In The World, de Matt Bondurant, Hillcoat entrega un giro refrescante al típico film de mafiosos situado en la era de la Prohibición, al usar el ámbito rural para contar un relato sobre leyendas y villanos. Violenta y clásica, la película hace gran uso del gran elenco y de los aspectos técnicos para dar una visión nostalgicamente oxidada de la época de la Gran Depresión.

Pero es en esta ambición en la cual surge el problema, con el guión escrito por el músico Nick Cave (quien también aporta melodías). En su búsqueda por crear una historia épica de campesinos contra la ley, y por su obligación a darle algo que hacer a todos, Cave no termina de desarrollar sus personajes o las subtramas (el negocio del licor, el enfrentamiento entre las posturas de Jack y Forrest, la lucha de los hermanos contra Rakes, las relaciones de los muchachos con Maggie y Martha). Así, termina quedando una mezcla mixta, que depende de los talentos de los actores para combatir la falta de resolución del argumento.

El verdadero protagonista de la producción es el personaje de LaBeouf, quien hace tiempo viene mostrando sus deseos por expandirse más allá de los roles en grandes producciones, y esta vez mezcla bien el carisma con algunos momentos serios. Por otra parte, es un placer y una lástima ver a Hardy y Chastain en la pantalla: por un lado, ellos prueban su lugar entre los mejores actores trabajando en la actualidad, definiendo a Forrest y a Maggie con solo miradas y gestos; por el otro, el tiempo limitado que se les da es una prueba de que tan mejor podría haber sido esta obra. El resto del elenco también sufre del desperdicio: ya sea por el tiempo (como es el caso de Clarke y Gary Oldman, que solo aparece en un par de escenas innecesarias y olvidables), o por la dirección, como le pasa a Guy Pearce y a su caricaturesco antagonista.

Pero a pesar de los desniveles del guión, Los ilegales vale la pena gracias a un buen elenco y a una mirada distinta a los años de la Prohibición. A brindar por la oportunidad.