Los ilegales

Crítica de Fernando López - La Nación

Contrabandistas de leyenda

El cine ha frecuentado muchas veces los tumultuosos tiempos de la prohibición con sus destilerías clandestinas, sus traficantes, sus gánsteres, sus guerras entre grupos que luchan por sacar tajada de un negocio harto rendidor y la corrupción que pone a prueba a cada momento la honestidad de los hombres encargados de hacer cumplir la ley. Lo hace otra vez, en este caso tomando como punto de partida la historia presuntamente real de los hermanos Bondurant, poderosos contrabandistas del condado de Franklin, en Virginia, aún envueltos en la leyenda de su indestructibilidad tal como quiso reconstruirla uno de sus descendientes y como el músico y escritor australiano Nick Cave la trasladó a un guión que no aporta demasiadas novedades más allá de la elegancia con que ha sido elaborado. Lo formal prevalece en la película, dirigida por su compatriota John Hillcoat (es decir, el mismo dúo autoral de La carretera , entre otros títulos), y no titubea a la hora de repetir cierto formato bastante clásico de western e incluso al permitir que algún personaje tienda al estereotipo casi caricaturesco, como sucede con el implacable y atildado agente especial llegado de Chicago que encarna Guy Pearse y que amenaza el poder de los Bondurant. Al frente de éstos está el taciturno Forrest (Tom Hardy), con todo el aspecto del patriarca que llegará a ser apuntalado por el mito que lo señala como indestructible. En el otro extremo, el joven, ambicioso e impulsivo Jack, que quiere ganarse un lugar de peso en la familia, quizás algo prematuramente, y entre ellos Howard, tan bebedor como eficaz cuando hace falta usar la violencia para asegurar que Franklin siga las reglas que ellos imponen.

Precisamente el emisario venido de Chicago a comienzos de la década del 30 representa nuevas formas de ejercer el poder, detrás de lo cual está el influyente gánster vestido con toda la autoridad del infalible Gary Oldman. El mundo de los Bondurant, próximo todavía al de los tiempos de la conquista del Oeste, está próximo a transformarse o desaparecer. La disputa es a muerte y la violencia, claro, se multiplica.

Ese tenue aire nostálgico, la magnífica ambientación (a la que mucho contribuyen la música compuesta por Cave o seleccionada por él y la estupenda fotografía de Benoït Delhomme) y el desempeño del elenco -en especial de La Beouf, Hardy, Oldman y las dos chicas del caso, Jessica Chastain y Mia Wasikowska, más allá de que sus personajes también parecen bastante cercanos a los clisés de las mujeres del West- contribuyen a hacer de este film si no un innovador acercamiento a un tema muy tratado por el cine, un sólido entretenimiento que tiene la suficiente inteligencia para no tomarse demasiado en serio.