Los ilegales

Crítica de Damián Serviddio - Suplemento Espectáculos

En 1930 la vida no era fácil, y mucho menos para un grupo de hermanos destiladores clandestinos con todo el duro peso de la (corrupta) ley encima suyo.
En las ciudades se llevaba a cabo la ola de delitos más grande que Norteamérica hubiera vivido y en el campo, los tres hermanos Bondurant erigieron su próspero negocio fabricando alcohol ilegal. Los “reyes” del condado de Franklin se las comenzarán a ver negras con la llegada del agente Rakes (un irreconocible Guy Pearce), un hombre que representa la legalidad haciéndola valer a costa de todos sus antónimos posibles.
El miedo a este hombre venido de Chicago se expande como un virus letal, pero la tozudez de los Bondurant es más fuerte que el pánico que pueden llegar a sentir frente a este digno oponente.

La violencia, cruda y explícita, es marca de Los ilegales, donde no se ahorraron ni una gota de sangre al momento de retratar esta guerra entre bandidos y corruptos.
Apela al estilo de cientos de personajes del western ya visto, es cierto, pero no por ello la propuesta es menos efectiva. Jessica Chastain necesita de tan poco para tenernos en la palma de su mano… tiene una belleza y una fragilidad que conmueven. Shia LaBeouf y Tom Hardy componen con rudeza y vigor a sus golpeados personajes.
Todo está dispuesto para contar una historia real de criminales a principios del siglo pasado y uno simplemente entra en la película sin esperar más que eso.