Los hijos del Diablo

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Terror consagrado

Rara vez una película de terror va de menor a mayor, poniéndose cada vez mejor con el correr de los minutos. Son un puñado, sólo las “buenas” del género lo logran y este es un caso, en el que además tenemos un planteo ecologista de fondo.

La historia parece la misma de siempre: una casa en el medio del bosque a la que se muda una joven pareja -esta vez con un bebé- en la que empiezan a pasar cosas extrañas. Resulta que el tipo viene de parte de una empresa que poda árboles para una multinacional destruyendo los bosques irlandeses que -dicen en la radio- junto con Grecia venden su patrimonio para continuar en la eurozona. En fin, es sólo un dato de color al comienzo cuando se desatan los hechos fuera de lógica, asociados a “los consagrados”, seres fantásticos legendarios que habitan en los bosques irlandeses desde tiempos lejanos y que defienden el equilibrio natural. Los seres adquieren distintas formas -viscosas, monstruosas- y hasta poseen cuerpos para confundir a la pareja.

Los hijos del Diablo (The Hallow, 2015) no inventa nada pero le da una interesante vuelta de tuerca a la trillada historia de la casa embrujada. Pasa muchas veces cuando la película no viene -como en este caso- de Estados Unidos. No es claro el motivo, pero las últimas buenas producciones de terror fueron realizadas en Australia, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Suecia, o algún país de Latinoamérica. En este caso es Irlanda la tierra productora, y sus imaginarios están puestos en juego para la ocasión.

Pero la película de Corin Hardy es también el regreso a los monstruos viscosos de la década del ochenta, tipos disfrazados con sus extremidades en descomposición, alejados del irreal CGI (imágenes generadas por computadora) tan de moda por estos días. En esta sintonía el film tiene semejanzas con Noche alucinante (Evil dead II, 1987) o El Ejército de las Tinieblas (Army of Darkness, 1993) con libro de los muertos incluido. La maldición no está asociada a un asesinato inconcluso que dejó fantasmas merodeando en la casa, sino a una serie de seres ancestrales dispuestos a destrozar humanos para restablecer el equilibrio natural. La contemporánea y muy buena La cabaña del terror (The Cabin in the Woods, 2012) seguía esta lógica también.

La película que realmente mayores puntos en común comparte con Los hijos del Diablo es El descenso 2 (The Descent Part 2, 2010), terror de antaño efectivo y sin tramas enroscadas que descifrar. Miedo directo y violento para poner las cosas en el lugar que deben estar.