Los hermanos karaoke

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

Los hermanos Karaoke, de Bernardo Francese, Agustín Gregori y Ignacio Laxalde
Por Ricardo Ottone

Los integrantes de Cine Humus, Bernardo Francese, Agustín Gregori e Ignacio Laxalde, vienen filmando (y firmando) de manera colectiva desde 2004. En su filmografía se cuentan varios cortometrajes y un largo previo, Básicamente un pozo (2009), en los cuales lo que prima es la comedia con predilección por el absurdo y un humor un poco naif. Los Hermanos Karaoke es su segundo largometraje y responde a esos mismos parámetros.

Los “hermanos” del título son un dúo musical de covers, Mía (Maru Zapata) y Simón (Agustín Gregori) que viajan a un pueblo patagónico para actuar en una cena show en la víspera de Navidad. Como el hotel está fuera de su presupuesto, terminan en lo que suponen un camping pero en realidad es el medio del bosque. Ahí aparece de la nada un extraño personaje, Alan (Bernardo Francese), que podría ser el encargado del lugar (o no), con una apariencia y discurso mitad hippie ecologista mitad empresario y manager. Alan se involucra en como el dúo viene manejando su proyecto carrera y empieza a aconsejarlos juntos o por separado. Estos lo escuchan (sin cuestionarse mucho por qué) y entran a surgir los conflictos, las dudas, las rivalidades y las reformulaciones.

La intención es claramente no realista y la apuesta por el absurdo domina toda la trama. Mia y Simón aceptan de movida a Alan como un referente al que hay que seguir y toman sus consejos/sugerencias/parábolas sin preguntarse demasiado quién es este tipo, de dónde salió, cuáles son sus intenciones o si lo que dice tiene algún sentido. Está bien que los personajes son un poco pavos pero la sensación que da es que están apenas delineados y todo pasa un poco porque sí. Esta sensación general de arbitrariedad se nota sobre todo en el personaje de Alan, presentado con los rasgos largamente transitados del gurú embaucador y charlatán. La variante de añadirle un perfil empresarial que incluye un traje combinado con la vincha y los colgantes y una jerga marketinera en el medio de los sermones, no anula el estereotipo, solo convierte al personaje en algo aún más caricaturesco. Nunca está claro porque Alan hace lo que hace si no es por apenas puro instinto manipulador. El no saber su origen ni sus motivaciones no le da necesariamente un aura de misterio, apenas deja más al descubierto lo caprichoso de todo el planteo.

Esta propuesta de humor absurdo y medio inocentón, que puede funcionar en un cortometraje, no necesariamente se sostiene en un largo. Los 76 minutos se estiran con situaciones reiterativas y diálogos muchas veces redundantes. Los personajes masculinos (interpretados por dos de los directores) son bastante planos y dicen sus líneas como recitando. Es Maru Zapata la que consigue darle más matices y complejidad a su personaje. El humor absurdo que es marca del colectivo está presente pero en varias ocasiones subrayado por la música y los efectos sonoros.

En el aspecto más positivo se podría destacar una intención crítica puesta, nuevamente, en el personaje de Alan, al trazar un paralelo entre la técnicas de estimulación corporativa con el lavado de cerebros, una comparación que no por obvia deja de ser correcta, y también en una actitud lúdica y desenfadada que, a pesar de ciertas cuestiones fallidas, es algo saludable.

LOS HERMANOS KARAOKE
Los hermanos Karaoke. Argentina. 2018.
Dirección, guión y edición: Cine Humus (Bernardo Francese – Agustín Gregori – Ignacio Laxalde). Intérpretes: Maru Zapata, Agustín Gregori, Bernardo Francese. Música: Pablo Viltes, Bernardo Francese. Duración. 77 minutos.