Los hermanos karaoke

Crítica de Alina Spicoli - Cinergia

Vivir de la música

Los hermanos karaoke es una comedia nacional dirigida, escrita y producida por Cine Humus, un colectivo de artistas compuesto por Agustín Gregori, Bernardo Francese e Ignacio Laxalde (los dos primeros también la protagonizan junto a Maru Zapata). La película se presentó por primera vez en la edición 2017 del BAFICI y este año vuelve a estrenarse en el Centro Cultural Recoleta.

Mía (Maru Zapata) y Simón (Agustín Gregori) conforman el grupo de música Los hermanos karaoke; ellos cantan covers en cumpleaños, fiestas y eventos especiales donde también tratan de hacerse conocidos y vender sus primeros cds. La próxima cena show será en el hotel San Jorge de la Patagonia, durante la nochebuena. Para no gastar mucho dinero por la estadía, Mía y Simón deciden viajar a un camping. Con el anochecer ya manifestándose, los jóvenes se pierden y descansan en el coche. Cuando ya están profundamente dormidos, un hombre toca la ventanilla: es Alan (Bernardo Francese), un excéntrico sujeto que los conduce hacia el medio del bosque. En los siguientes días previos al show, Alan les enseñará su filosofía de vida, la importancia del ecologismo y las estrategias de marketing a tener en cuenta para triunfar en el mundo musical.

No hay que analizar en profundidad este film si el objetivo es pasarla bien en la sala de cine. El absurdo está presente en todo momento y si uno acepta los términos en los que se maneja, con sus escenas bizarras y/o disparatadas, puede ser una película entretenida que saque alguna que otra sonrisa.

Cabos sueltos los hay, como por ejemplo que no quede claro si Mía y Simón en realidad son novios o hermanos. Los cuadros en negro que dividen la película, con títulos raros tales como “Un pájaro embalsamado” o “El agua se quema”, no logran aportar nada relevante a la historia. A pesar que su duración solo es de 77 minutos, en la segunda mitad el film parece quedarse sin contenido ya que ahonda siempre sobre lo mismo, dejando de lado las risas que causaba en su comienzo.

El personaje de Alan divierte por su forma de ser: descalzo para tener un contacto directo con la tierra, sus opiniones pro naturaleza contrastan con su pensamiento empresarial para que los protagonistas alcancen el éxito. Él quiere que Los hermanos karaoke compongan sus propios temas, algo en lo que Mía no está para nada de acuerdo porque “la gente quiere escuchar lo que ya conoce”. Con su lema de que no existen los sueños imposibles, Alan es el motor que los invita a reflexionar sobre sus respectivas visiones y misiones.

Con imágenes bellas que muestran la vegetación patagónica, la música acompaña correctamente lo que viven estos alocados personajes (en especial una melodía repetitiva que resulta muy pegadiza). Al fin y al cabo, Los hermanos karaoke busca transmitir que cada uno tiene derecho a ser feliz persiguiendo sus sueños. Si disfrutás de las historias descabelladas, ésta podría ser una opción a tener en cuenta.