Los hambrientos

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

No es una más de zombies, que desde que aparecieron en el cine y se mudaron a la tele gozan, casi como subgénero, de muy buena salud. Contiene bodrios y clásicos, re-lecturas y sorpresas. En este caso es una mirada introspectiva, por momentos casi bucólica, nostálgica del tiempo irremediablemente perdido. Escrita y dirigida por el canadiense Robin Aubert. Se atiene a las reglas de juego, los contagiados transmiten la enfermedad con un mordisco, los atrae el sonido y el movimiento, solo se los puede detener con un tiro en la cabeza o con hachazos insistentes. Se reúnen frente a una suerte de monumento hecho con sillas y juguetes, al estilo Anish Kapoor, que ellos mismos acarrean y apilan. Pero este film es diferente, nos solo se trata de un grupo de sobrevivientes, cada vez menos numeroso, sino que también hay un humor negrísimo, tiempo de reflexión, una naturaleza que se impone, una controversia campo-ciudad y muchos matices en cada personaje. Por supuesto que hay acción, ataques masivos impresionantes y sangrientos pero sin regodeo y con el acento puesto en esos poquitos humanos sin infectar que resignadamente buscan una salida. Una película distinta, interesante, oscuramente bella.