Los guerreros de la luz

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Historias del trabajo mexicano

En épocas en que el género documental demostró un fuerte crecimiento en cuanto a lo estético y narrativo Los guerreros de la luz (2011) funciona más como un trabajo institucional que como una obra cinematográfica, sin siquiera proponer un debate o invitar al espectador a dialogar con el film.

Dirigido por Valentín Santana Los guerreros de la luz se construye a partir de testimonios de los obreros que trabajan en el montaje de la Hidroeléctrica Presa la Yesca (México), la más grande de toda Latinoamérica, albergando a miles de personas que lo han dejado todo para darle a sus familias un mejor pasar, pese a un coqueteo permanente con la muerte.

La peor falencia que presenta el relato es su abordaje, demasiado básico y corporativo para los tiempos que corren, en el que a pesar de focalizar sobre lo humano no busca crear un conflicto sobre las condiciones de trabajo. Testimonios de una decena de trabajadores muestran un panorama de la fauna humana heterogénea que conforma ese universo laboral. Desde ingenieros hasta simples empleadas domésticas que tienen el común denominador de haber dejado una vida afuera, y que hoy viven el presente visionando un futuro diferente.

Los guerreros de la luz tal vez sea interesante para un estudio antropológico sobre las condiciones laborales estatales en México o sobre las decisiones que llevan a una persona a arriesgarlo todo por el futuro. Pero desde lo cinematográfico y narrativo resulta tan básico, monótono y primitivo como un programa de televisión, en donde lo más rescatable es la banda sonora y alguna que otra historia. No mucho más que buenas intenciones.