Los globos

Crítica de Mariana Zabaleta - Subjetiva

Los globos, de Mariano González
Por Mariana Zabaleta

Tan cruel como bella, la propuesta de Mariano González no solo lo tiene como protagonista, sino también como director. Opera prima que se evidencia tanto planeada, como sentida, desde hace bastante tiempo.

Ningún plano deja nada al azar, bellísimas interpretaciones juegan como figuras en un diorama nostálgico. El río, la espesura de la vegetación y los viajes en auto oxigenan la atmósfera, un conflicto hace denso el ambiente.

La paternidad, como dilema existencial, esta retratada fielmente. César debe hacerse cargo de su hijo Alfonso. Sin planearlo, sin quererlo, la precariedad de ser un artesano en una modestísima fábrica de globos complejiza aún más la situación. Mas allá de ciertos aspectos materiales, que la película convoca, como la dificultosa reinserción social y laboral de un ex convicto, es importante destacar una enunciación solapada.

Asistimos a una expectación, que por medio de una cámara inquieta, sigue a César en todo momento, bajo luz y sombra. La rutina, el descanso, los placeres y el trabajo. Un retrato cuasi pictórico, deudores del naturalismo y el realismo más rioplatense.

Aún así hay algo fundamental que se escapa, el porque de las decisiones, una línea histórica quebrada que no nos deja empatizar del todo con el protagonista. Donde pensamos que hay recuerdo se nos extiende el vacío, cierto aire de enigma se respira. Quizás solo sea la vivencia de ser pequeños, donde las figuras paternales (y maternales) suelen configurarse con zonas oscuras. Solo el tiempo, y las conjeturas, cierran esas elipsis.

González lo sabe, o no, pero el relato juega con ello, entregando un homenaje tanto a la paternidad, como a las necesarias aporías de nuestro recuerdo.

LOS GLOBOS
Los globos. Argentina, 2016.
Guión y dirección: Mariano González. Intérpretes: Mariano González, Alfonso González Lesca y Juan Martín Viale. Fotografía: Fernando Lockett. Edición: Santiago Esteves, Delfina Castagnino y Mariano González. Dirección de arte: Julieta Dolinsky. Sonido: Emiliano Biaiñ, Marcos Zoppi. Duración: 65 minutos.