Los ganadores

Crítica de Walter Pulero - Cinergia

El lado B de los premios

Los ganadores, película dirigida por Néstor Frenkel, se introduce en una realidad que para muchos puede pasar desapercibida, consistente en el sistema de validación y construcción de prestigio que proponen las entregas de premios. El film nace a partir de su anterior, El amateur, donde Frenkel escucha la mención de una suma de galardones prácticamente desconocidos para él y el gran público. Es así que se propone ver qué existe detrás de ese mundo, quiénes organizan los premios, los motivos y bajo qué criterios de selección entregan las estatuillas.
Ya desde el principio el narrador es partícipe de esta historia. Una voz en off nos presenta el proyecto como si se tratara de una tesis de investigación, con un tono extravagante como los personajes que presenta.
Dentro de ese mundo de premios, tenemos un evento organizado por el conductor de un programa de tangos de una radio entrerriana cuyo negocio pasa no solo por hacerse notar con los premios que gana frecuentemente sino por organizar cada año un encuentro donde todos los que se postulan terminan siendo ganadores. En los Premios Estampas de Buenos Aires se entregan estatuillas para cuanta disciplina exista en una ceremonia larga duración. Obviamente a los discursos de agradecimientos, a la emoción y a los imprevistos no les faltan los sanguchitos de miga y la gaseosa en vasos de plástico.

El resultado es un film divertido donde prima el gran trabajo de montaje notable en el que el límite entre “reírse con” y “reírse de” es muy fino, pero premiados y premiadores logran exponer sus sentimientos sin juzgarlos. Los ganadores son personas que necesitan reconocimiento, que pelean por su ego, midiendo su valía personal. Quieren ser famosos y no pierden la oportunidad para lograrlo. Una forma de crearse un prestigio y sentir que lo que hacés vale la pena para el resto. Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia.