Los espíritus de la isla

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Es, tal vez, la mejor de las diez candidatas al Oscar este año. Lo tiene todo: comedia, drama, profundidad, humor y tremendas actuaciones de todo el elenco. Los espíritus de la isla, con Colin Farrell y Brendan Gleeson, es para no perdérsela.

Martin McDonagh (3 anuncios por un crimen) volvió a reunir a Farrell y a Gleeson, protagonistas de Escondidos en Brujas (2008), que era una maravilla sobre dos sicarios abandonados en esa ciudad.

La película tiene mucho, pero mucho humor, algo de violencia y trata sobre la amistad de dos hombres en un pueblito apacible frente a la costa de Irlanda continental, en 1923, cuando la Guerra Civil persiste, pero es una acción lejana.

Pero un día, una tarde, sucede algo terrible.

"Simplemente ya no me caés bien", le dice, secamente, Colm (Gleeson) a Pádraic Súilleabháin (Farrell). No lo soporta. Está cansado de mantener charlas sin rumbo, está hastiado de las conversaciones inocuas de su (ex)amigo, se cansó del aburrimiento y quiere dejar algo para el futuro: componer una canción con su violín, The Banshees of Inisherin, que da el título al filme que tiene 9 nominaciones al Oscar, incluyendo película, director, guion original y a cuatro de sus intérpretes.

Pádraic es de los que no conciben ni aceptan un No como respuesta y, tan pesado se pone, Colm le tira un ultimátum. Un ultimátum que afectará más que la amistad, su propia vida. Si Pádraic vuelve a molestarlo, se cortará un dedo de la mano por cada intento de conversación.

El encuentro es en un pub, a las 2 de la tarde -hora normal para estos dos hombres para beber más de una pinta de cerveza-. Otros personajes igualmente queribles y por los que sus intérpretes también aspiran a sendas estatuillas de la Academia de Hollywood a mejor actuación de reparto son los que componen Kerry Condon (Stacy en Better Call Saul) como Siobhan, la hermana soltera de Pádraic, y Dominic (Barry Keoghan, Druig en Eternals, Dunkerque), el joven con menos luces del pueblo e hijo al que maltrata y no se sabe si algo más el detestable oficial de policía de la isla (Gary Lydon).

La decisión de Colm, cuando le dice a Pádraic con respecto a su (ex)amigo “¿Cuántos años tiene? ¿12?” Pádraic es un lechero que vive en una modesta casa de campo, con sus vacas y su burro, y que no entiende lo que sucede. Un matrimonio puede culminar en divorcio, pero ¿su amistad de años con Colm puede terminar?

Ingenio, rapidez y humor
Martin McDonagh no solamente es un gran dialoguista y guionista. Sus libretos tienen ingenio en la construcción de historias, rapidez, lucidez y carga de sorpresa en las respuestas que da un personaje a otro, y maneja como pocos el humor.

Los espíritus de la isla es una comedia bien negra, con algo de macabro, en la que examina el orgullo masculino.

Y si por ser comedia hay risas, también hay otro tipo de muecas. Muecas de dolor.

Pero lo que hace McDonagh es examinar lo que sucede cuando alguien se cierra a todo tipo de comunicación. Se originan equívocos, supuestos, y se puede derivar en la confusión y la angustia.

La isla de Inisherin es ficticia, no existe, pero cierto mito del que se vale la película, con una Muerte deambulando con nombre de mujer y un palo con un gancho en vez de guadaña, con los espíritus o almas en pena del título, tiene sus raíces en relatos irlandeses. Es una película con varias capas, como sucede con las buenas películas.