Los elegidos

Crítica de Fabricio Esperanza - Día a Día

Los elegidos continúa la maratón de películas sobre fenómenos extraños. Una familia, extraterrestres y una receta repetida pero eficaz.

El estreno de Los elegidos en la cartelera cordobesa pone de manifiesto una especie de paradoja, porque ofrece un argumento visto en infinidad de películas del género, pero a pesar de los elementos revisitados y un guión bastante predecible, este producto del director Scott Stewart cumple con el objetivo de entretener al espectador. La trama parte de la base de cómo una familia aparentemente normal (madre, padre, dos hijos chicos) comienza a padecer una sucesión de acontecimientos que no son normales, claro está. Todo lo raro ocurre en la intimidad de su casa, pero también en sus propios cuerpos. Ante tal estado de cosas, se les ocurre consultar a un experto en este tipo de fenómenos. Cualquier similitud con El conjuro, por mencionar una cinta fresquita, o con Encuentros cercanos del tercer tipo o Actividad paranormal, por nombrar dos casos ya firmes en el bagaje del gran público, no es pura coincidencia. Stewart, que además de dirigir este producto es también el guionista, tomó el gran libro de las recetas cinematográficas y en vez de cocinar un plato elaborado quiso hacer milanesa con papas fritas. Pero, ¿quién se resiste a un buen plato de mila con fritas?

Suspenso. La película funciona porque se logran buenos momentos de tensión. Durante un tramo de estos 95 minutos, parece que Los elegidos enfila el timón para un lado, pero de a poco se da un giro que la lleva hacia otros caminos. Se juega con la esencia de lo desconocido, con el terror que genera el saber que somos muñecos en manos de otro tipo de vida. Lo extraterrestre, la presencia alienígena, se va metiendo en el asunto, para entremezclarse con la psicología de los protagonistas. Esto último, precisamente, se erige como uno de los puntos altos que hacen del filme un producto eficaz, porque a pesar de haber contado con un escaso presupuesto de 4 millones de dólares (lo cual implica salarios no muy abultados para el elenco), tanto Keri Russel como Josh Hamilton cumplen con oficio su labor. También los chicos, de los cuales el más reconocible es Dakota Goyo, por su papel en Gigantes de Acero. Pequeña mención aparte para un eterno secundario como J. K. Simmons, que aquí se desempeña como el especialista que intenta explicarles a los protagonistas lo que les sucede. Finalmente, vale decir que en función de su costo de producción, los efectos especiales son dignos aunque no constituyen un eje central.

El título original de la cinta (Dark Skies) y este que le endilgaron para el mercado latino, dan entonces una idea más o menos cabal de lo que encontrará el público: en la oscuridad de los cielos es donde está el origen de los males que sufre esta familia, y solamente esta familia.