Los descendientes

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

George Clooney, galán y padre

La película a grandes rasgos es un melodrama, con paisajes por momentos tan bellos como exóticos, pero no hay un uso turístico de esas imágenes, sino que acompañan a los protagonistas en una serie de secuencias, que por momentos tocan el absurdo con un humor sutil, que se desprende del propio entorno cotidiano

La novela inspirada en su familia, de la escritora hawaiana Kaui Hart Hemmings, fue la elegida por George Clooney para volver delante de las cámaras.

En "Los descendientes", Clooney, es un padre de familia, al quien un accidente sufrido por su mujer logra modificar radicalmente su rutina de abogado, y de padre de dos hijas, una de diez años y otra de diecisiete.

La mujer de Matt King (Clooney) tuvo un choque trágico mientras iba en una lancha y los daños sufridos, según los médicos podrían ser irreversibles.

A partir de esto, King, que ha pasado la mayor parte de su vida detrás de su escritorio, ignorando, quizás, a su familia, se ve sometido a una serie de trámites y de responsabilidades que para él son nuevas y no sabe cómo resolver.

VIEJO SECRETO

Pero ese no será el único contratiempo que vivirá el protagonista. Lo que irá descubriendo a medida que pasan los días, hará que se enfrente a sus propias debilidades, sus temores más primarios y sus dudas. Y lo peor es que muchas de los problemas con los que no sabe cómo lidiar, tendrá que resolverlos sobre la marcha.
King igual que otros miembros de su familia tienen unos tatarabuelos que vivieron toda la vida en Hawai y son cruza entre la clase alta nativa y de los misioneros que llegaron a unas tierras de una belleza que hace enmudecer al que las ve.

"Los descendientes" es en apariencia la historia de una familia, o mejor dicho de un padre, con su mujer en el hospital y de dos hijas, pero la novela de Hemmings, toma como punto de partida ese hecho, para hacer un interesante despegue hacia los contornos que permiten observar cómo se mueve el poder en las islas y además pone en práctica aquello de "pueblo chico, infierno grande". Esto hará que más tarde el padre sea sorprendido por un secreto que lo hará trastabillar en sus decisiones más importantes.

MELODRAMA Y HUMOR

La película a grandes rasgos es un melodrama, con paisajes por momentos tan bellos como exóticos, pero no hay un uso turístico de esas imágenes, sino que acompañan a los protagonistas en una serie de secuencias, que por momentos tocan el absurdo con un humor sutil, que se desprende del propio entorno cotidiano.

El guión a cargo del mismo director logra transformar esta saga familiar, en una serie de interesantes circunstancias, que permitirán desnudar no solo la personalidad de los isleños en Hawai, sino que dejará ver cómo se van tejiendo los hilos del poder, los sesgos psicológicos de los personajes y el pesos de los legados familiares.

Un George Clooney más maduro, consigue una valiosa actuación junto a Shailene Woodly, en el papel de la hija.