Los cuerpos dóciles

Crítica de Horacio Bilbao - Clarín

Un abogado del palo y al palo

Dos presos, su abogado penalista y un caso que representa a muchos en este drama del conurbano.

El peso propio de un protagonista que se revela por su propio peso y la mirada incisiva sobre la historia que elige contar ofician de salvavidas temprano para que Los cuerpos dóciles, el filme que codirigen Matías Scarvaci y Diego Gachassin, esquive de manera terrenal la trampa de su título fucoultiano. La narración se impone a la teoría en este documental que muestra desde una óptica distinta el funcionamiento del aparato judicial argentino a partir del caso de dos jóvenes detenidos por el robo a una peluquería.

Distinto por el rol histriónico que asume el abogado penalista Alfredo García Kalb mientras ejerce la defensa de dos jóvenes marginales en el conurbano, distinto porque interpela y cuestiona con hechos y experiencias la imposición de un ideario sobre cierta flexibilidad de jueces y tribunales frente a la delincuencia marginal.

Pero la clave está en que García Kalb se vuelve un actor capaz de generar dudas acerca de si estamos frente a una ficción o un documental. Maneja el código de los tribunales pero también el de sus defendidos. Maneja las cámaras y el vínculo con los presos. Y le gusta el show tanto como para pasearse en un BMW blanco por las poceadas calles conurbanas.

La negociación de las condenas, las reuniones con la familia de los presos, las celebraciones por un caso exitoso, sus secretarias y hasta su vida personal con aspiraciones de músico construyen un personaje único. Kaleb es la guía por este mundo desconocido pero demonizado, plagado de prejuicios, que el filme enfrenta sin bajada de línea.

Y El mérito de Gachassin y Scarvaci está en contar muchos casos en uno, en hacer visibles ciertos mecanismos de manipulación a través de la praxis. Cuentan lo singular para plantar dudas generales, y lo hacen a través de un documental que tiene personajes, trama y desenlace, una construcción cuidada y espontánea a la vez. Una narración necesaria y disfuncional contra cualquier disciplinamiento o docilidad de relato.