Los Croods 2: Una Nueva Era

Crítica de Mex Faliero - Funcinema

¡ESTO ES TODO AMIGOS!

Los Croods 2: una nueva era puede ser vista desde dos perspectivas diferentes. Esta secuela dirigida por Joel Crawford, experimentado artista del universo animado de Dreamworks, encuentra a los protagonistas nuevamente en viaje, esta vez ante el descubrimiento de una tierra repleta de víveres y dominada por una pareja que ha evolucionado como especie en relación a este grupo de cavernícolas. Al igual que ocurría en la primera -y ya lejana- parte, lo que sobresale es el diseño creativo de un mundo lleno de color y movimiento, una demostración de las posibilidades básicas de la animación: es decir, una reconstrucción de lo real por la vía de la exageración y la caricatura. En ese ejercicio, Crawford encuentra los momentos más divertidos cuando la película se anima a romper con la estructura narrativa para jugar directamente con las formas y experimentar algunas secuencias que bordean lo surrealista, como aquella en la que los personajes se devoran los frutos que encuentran en esta nueva tierra prometida. Si bien pesa sobre sus espaldas una cercanía con la saga de La era del hielo (no solo por el mundo retratado, también por la reflexión sobre manada e individuo), hay que decir que esta película de Dreamworks es más certera en materia de humor y tiene el buen tino de no ensayar su comicidad ante la cara del espectador cobayo de laboratorio.

Ahora bien, Los Croods 2: una nueva era es, en definitiva, una prueba del nivel técnico y narrativo que estas películas han alcanzado, una media que parece irreprochable y que nos pone a los espectadores en un lugar un poco conformista. Porque son películas que indudablemente funcionan y no tienen nada malo en apariencia, pero que a su vez son decididamente mecánicas, construyendo personajes funcionales y situaciones que podrían intercambiarse de película en película. Ahí es donde la efectividad del cine industrial se revela como la máquina que es y donde la imaginación y la fantasía quedan relegadas en pos de la mercancía. Claro está que la invitación de Los Croods 2: una nueva era, entre tanto ruido y bochinche colorido, es a no pensar en eso y a disfrutar. Pero el discurso de los personajes, de salir del confort de la familia y animarse a vivir el mundo, es apenas una frase para imán de heladera cuando no hay nada formalmente que se corresponda con eso. Indudablemente que el film de Crawford es divertido, pero cuando hacia el final se apela a la reflexión no hay emoción real, todo suena a discurso prediseñado, como si lo que pasa ya hubiera estado dicho desde un comienzo y la película no fue más que una leve distracción. Y en definitiva de esta segunda parte de Los Croods se puede decir, para bien o para mal, lo mismo que ya dijimos de la primera. Tal vez de eso se trata: de la maquinaria del cine dándonos su dosis semanal sin esforzarse demasiado y por cumplir para no extinguirse.