Los Caballeros del Zodiaco: La leyenda del Santuario

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Queremos la tercera temporada de The Lost Canvas

Los Caballeros del Zodiaco es una película que está a la mitad de todo. No es una película para (nosotros) los fans porque la historia, si bien intenta plantearse como reboot no sólo no aporta nada nuevo sino que además está carente de todo lo que un amante de Saint Seiya quiere ver en pantalla grande. A pesar de estar extremadamente lavada en argumento y violencia tampoco es una película que logre encajar comercialmente en la búsqueda de la masividad y que pueda ser digerida o entendida en su totalidad por aquellos que no conocen el hermoso universo de Masami Kurumada.

A veces suelo escribir sobre tecnicismos (a favor o en contra) que se relacionan a un fetiche con el producto audiovisual y una obsesión que debería tratar en una terapia. Esta vez no voy a hacer uso de ellos y me voy a limitar a decir que, sacando las animaciones, todo el resto de la película está mal hecho. El sonido estaría bien si la finalidad del producto fuera YouTube pero no está a la altura del espectro de una sala de cine en donde lo que importan son los detalles. La narración está estimulada por una total falta de criterio por parte del montaje y eso la convierte en una historia mal contada, en un cúmulo de acciones, no sólo incoherentes sino que perdieron, por priorizar la velocidad del corte, toda estructura dramática.

En Los Caballeros del Zodiaco las cosas suceden y como espectadores, a pesar de haber seguido las aventuras de estos muchachitos desde hace 20 años como en mi caso, no sentimos empatía alguna. La película es un picadito entre los momentos más dramáticos de la saga y eso hace que el efectismo simplemente se pierda. Por hacer un resumen de 70 capítulos en 90 minutos la película nos priva, entre otras cosas, de una construcción de los personajes que nos permita acompañar su recorrido exterior e interior.

Los Caballeros del Zodiaco es una película que está a la mitad de todo.
Hay cambios de la historia que son interesantes y demuestran que cuando se tiene un universo tan sólido hay que poner mucho esmero en arruinarlo. Hay otros que por el contrario, dan ganas de violentarse con la pantalla. Algunos ejemplos son el giro “Disney” que le dan a Mascara de Muerte o los anteojos sin sentido de Mu de Aries, entre muchos otros.

Sólo puedo rescatar dos cosas:

Spoiler

-El final, en donde se alcanza un interesante sincretismo. El falso Patriarca deviene en hombre- serpiente, el santuario se oscurece y el Partenón Griego se convierte en una catedral gótica. La oscuridad de la Edad Media comienza a apoderarse de la “iluminación” del periodo clásico. Es ahí en donde el héroe (más centauro que nunca) pelea hasta destruirlo, volviendo a la estructura cultural anterior.

Fin del Spoiler

-El doblaje latino que, a diferencia del japonés, mantuvo las voces originales de la emisión de los 90´s y que al menos en los primeros 10 minutos de película me hizo sentir niño nuevamente.

Esas dos cosas y las animaciones pueden llegar a valer la entrada dependiendo del nivel de nostalgia que mantenga cada uno.

Lamentablemente la mejor película de Saint Seiya sigue siendo La Obertura del Cielo y la OVA The Lost Canvas que nos dejó con sólo dos temporadas.

Perdón Seiya por mis palabras, puedo asegurarte que me duelen mucho más a mí que a vos. De todas formas siempre voy a ser un santo de Atena.

Nota: Nunca aparece ninguna de las canciones originales, ni las niponas, ni las españolas, ni las latinoamericanas. Eso no se hace.