Los buscadores

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Tal vez Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori se hayan preguntado luego del enorme éxito, artístico y comercial que tuvieron con 7 cajas (2012), cuál sería el paso a seguir.

Siempre la película siguiente a una gran obra es compleja, desde la realización y partiendo de un guión original. No sólo porque la vara está alta, y se aguarda mucho de quienes demostraron talento, sino porque el riesgo de repetirse puede jugar también en contra.

Nada de ello sucede con Los buscadores, porque la pareja paraguaya se abocó a otro registro, el de la comedia. Aunque sí mantienen la tensión y la intriga que tenía aquel thriller que hasta tendrá su remake estadounidense.

El centro es la búsqueda de un tesoro escondido bajo tierra. Entre el mito y la realidad, Manu (Tomás Arredondo) un canillita, se entera de la plata yvyguy -durante la Guerra de la Triple alianza entre la Argentina, Uruguay y Brasil contra el Paraguay se habrían enterrado enormes riquezas para que los invasores no se apropiaran de ellas- a partir de un libro que le obsequia su abuelo, uno de los buscadores en su momento de ese tipo de tesoros.

Allí encuentra un mapa, y con la ayuda de un amigo y un vecino, que también supo ser buscador, emprenden un camino que estará signado por la codicia, pero también por la necesidad de revertir una situación económica apremiante.

Los personajes de Los buscadores son gente común y corriente, que viven en La Chacarita, un barrio de Asunción signado por constantes inundaciones. Gente creyente y que ante una oportunidad de salir a flote, no lo pensará dos veces.

Las complicaciones de la trama -el tesoro estaría enterrado en lo que hoy es una embajada de un país africano- trae nuevos personajes, como Ilu (Cecilia Torres), personal doméstico que trabaja allí, más un jefe de guardia particular.

Los directores no escatiman crítica social, pero siempre bajo el manto noble de la comedia. Que no es del todo costumbrista, pero sí que tiene dobleces -hay algunos agujeros en el guión, como que todo depende de la suerte o de demasiadas coincidencias-. Tal vez, aquí sí el antecedente del libreto de orfebrería que habían construido en 7 cajas les juegue, como decíamos arriba, poco a su favor.

Siempre entretenida, mantiene el suspenso, sostiene la intriga. Qué más pedirle.