Mike y Dave. Los busca novias

Crítica de María Paula Putrueli - A Sala Llena

Una comedia más y van…

Ante la enorme y continua oferta de comedias norteamericanas, no sería erróneo suponer que existe en algún lugar -secreto, claro, para evitar su inmediata destrucción- una fábrica de películas, la cual de seguro cuenta con algunas máquinas preseteadas con todo aquello que no debe faltar, como por ejemplo chistes sobre sexo y alcohol, Zac Efron, cuerpos desnudos, verano, actores del momento, banda de sonido emulando un videoclip eterno, Zac Efron (para estar seguros) y no mucho más.

Esta es la premisa que sigue Mike y Dave, los Busca Novias (Mike and Dave Need Wedding Dates, 2016), adaptación del libro Mike y Dave necesitan una cita para la boda, el cual cuenta la historia verdadera de estos dos hermanos, dos jóvenes adictos a las fiestas y especialistas en arruinar momentos debido al continuo descontrol en el que viven y -desde ya- a una inmadurez prolongada.

Llega el casamiento de su hermana menor, y los padres les imponen a ambos el requisito de una pareja para poder asistir a la boda, con lo cual Mike (Adam Devine) y Dave (Efron) publican un anuncio buscando dos chicas que los acompañen a Hawaii, esperando poder comportarse por una vez y no ser motivo de vergüenza para su familia.

Por supuesto que las mujeres que aplican son mucho peor que ellos, y fingiendo ser chicas de bien, logran seducirlos y así los cuatro emprenden el viaje hacia el evento en cuestión. En línea con lo mencionado inicialmente, los momentos de comedia -pocos y simples- obedecen a chistes demasiado básicos, se hace énfasis en todo aquello chabacano y no hay asomo de una mínima sutileza. Si bien de una comedia de este estilo no puede esperarse mucho más, la premisa argumental no es mala y el elenco elegido coincide con comediantes que han sabido lucirse en films anteriores (Anna Kendrick y Adam Devine, entre otros), pero aquí quedan atrapados en un guión que nada pide de ellos y poco deja para el disfrute.

Así es como queda un híbrido que no termina de definirse entre una comedia grotesca o una comedia con mayores sutilezas y humor inteligente y sarcástico: estamos apenas ante un compendio de escenas bizarras que no logran ninguna empatía con el espectador, ni con el cine en sí.