Los Boxtrolls

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Obra de animación de singulares valores por su riqueza en contenido y forma

Tras la gran aparición de “El libro de la vida”, y con grandes satisfacciones en el año, uno pensaba que por 2014 todas las virtudes del cine de animación ya estaban desplegadas. Pero no. Por suerte hay más. La vara está tan alta que quién escribe está en condiciones de colocar este año como uno de los mejores de la historia en éste género. Primero “Frozen: Una aventura congelada” (2013), luego “Las aventuras de Peabody y Sherman” (2014), “La gran aventura de Lego” (2014), el relanzamiento a pura fuerza visual de “Los caballeros del Zodíaco” (2014), y “Rodencia, y el diente de la princesa” (2013), fueron las muestras cabales de una gran temporada a la que se suma “Los Boxtrolls”.

A priori digamos que el impacto visual de la técnica de stop motion (la misma que se utilizó en “Frankenweenie” o “Selkirk”, ambas de 2012), ya tiene un plus a favor. Deslumbra el trabajo que se adivina desde la pantalla. Si esto se acompaña con un buen cuento...

Al nacer (y por razones que no conviene revelar), Huevo (Isaac Hempstead Wright, voz en español de Emilio Treviño) cae en manos de unos seres del sub-mundo de la ciudad de Cheesebridge. Una suerte de trolls enanos que usan cajas de cartón por toda vestimenta y en lugar de hablar, bablucean (gran metáfora de la clase indigente silenciosa). Estos seres adoptan incondicionalmente al niño y lo educan según sus valores y costumbres.

Arriba, en las calles, la ciudad es gobernada por Lord Canem-bert (Jared Harris, voz en español del gran Edgar Vivar), un hombre sumido en la alcurnia y la burocracia que, entre otras cosas, pone a votación de su decadente gabinete si se mejora un hospital o se fabrica un súper queso delicioso para compartir en la reuniones. A esta especie de cofradía quiere ingresar Archibald Snatcher (Ben Kingsley, extraordinario trabajo de doblaje de Juan Manuel Bernal), quien se trasviste en Madame Fru-Fru, una decadente cantante de feria. Lord Canem-Bert está enamorado de ella y siente una sospechosa debilidad. Para lograr entrar en el círculo de poder Archibald entiende que debe hacer desaparecer a los Boxtrolls, sobre los cuales se desparraman rumores de que son horribles asesinos come-humanos, en medio de una población crédula e ignota.

Huevo llega a sus doce años conociendo sólo una versión de la realidad, pero su curiosidad, y algo en su corazón, le dicen que no todo es lo que parece y que ha de intentar parar la cacería si anhela neutralizar la “opresión de los de arriba”. En una salida conoce a la hija del gobernador. Winnie (Elle Fanning, voz en español de Melissa Gedeón) es rebelde a los mandatos pero, sobre todo, se siente compungida frente la falta de comunicación, consideración y relación que su padre tiene con ella.

La lograda realización de Graham Annable y Anthony Stacci tiene una impronta estética que remite, por un lado a “Feos, sucios y malos” (1976), en todo lo concerniente a la comida o sus excesos, y por otro a “Underground” (1995), de Emir Kusturica. También a “Delicatessen” (1992) por la verticalidad planteada de los escenarios en donde se desarrolla la acción, además del establecimiento de la diferencia de clases.

Adicionalmente, el guión de Irena Brignull y Adam Pava ofrece varias capas de múltiples lecturas a partir del abordaje impecable de los temas que trata. Entre otros la incomunicación (reclamo incluido) entre padre e hija, la ruptura de las estructuras que mantienen el abismo entre las clases sociales, la imagen literal de tener que "salir de la caja" o pensar fuera de ella para lograr objetivos, una clara visión del "poder" (sobre todo quién lo ejerce, de qué manera y qué objeto lo simboliza), la discriminación a partir de los prejuicios y preconceptos, la decadencia del liberalismo cuando lo económico pisotea y predomina por sobre las personas y varios etcéteras que plantean a qué tipo de público está dirigida la obra.

A priori uno pensaría que tal vez algunos chicos se queden afuera en tanto la complejidad del subtexto. Pero en una segunda visión, lo más probable es que “Los Boxtrolls” sea el puntapié ideal, e inicial, para, justamente, poder charlar con los chicos sobre todo esto. Nada más enriquecedor.

Además de los colores, el prodigioso diseño de arte y una banda sonora variada en texturas, ésta película tiene un muy buen desarrollo y presentación de los personajes. Probablemente el de Archibald / Madame Fru-Fru sea el mejor. Pasarán muchos años hasta que veamos tanta sensibilidad y precisión con esta técnica. Los movimientos de éste villano adorable parecen extraídos del podio de las grandes actuaciones de todos los tiempos, empezando por la de William Hurt en “El beso de la mujer araña” (1985), cruzada con el “Lemony Snickett, una serie de efectos desafortunados” (2004) de Jim Carrey.

Está claro que éste estudio de animación, que ya había sorprendido con “Paranormal” (2011), no hace concesiones a nadie desde la idea y su puesta en marcha. Por fortuna, los más beneficiados son los espectadores.