Los ausentes

Crítica de Martín Escribano - ArteZeta

AVERNOS PROVINCIANOS

La ópera prima de la habitual colaboradora de Adrián Caetano, Luciana Piantanida, quien además fuera asistente de dirección de Néstor Frenkel y productora de La larga noche de Francisco Sanctis, está atravesada por el duelo. El tratamiento que hace del mismo sorprende teniendo en cuenta que Los ausentes es su debut como directora. La acción transcurre en un pequeño pueblo sin nombre (se trata de Beguerie, de menos de 500 habitantes, en el partido de Roque Pérez). No hay demasiadas referencias excepto que hace calor y se aproxima el carnaval, dato no menor si tenemos en cuenta que etimológicamente carne-vale significa “adiós a la carne”. Dicha festividad opera como paréntesis al orden terrenal, cotidiano y la ley natural se suspende. Tal es el tono conquistado por Piantanida, quien logra desde el primer plano que el espectador se contagie de ese estado particular que atraviesan los protagonistas del film, una mujer y dos hombres, y que sobreviene al perder a un ser querido. Gracias a un logrado tratamiento de la luz, el color y el sonido, esa experiencia próxima a la alucinación se vuelve palpable y se potencia con la sensación de agobio que desprende el verano pueblerino. Encerrados en la pérdida, los tres personajes deben lidiar con un mundo que se les vuelve inhabitable. Los intentos por dar con el objeto perdido se reiteran hasta la desesperación y es por ello que Los ausentes es, a pesar de algunas flaquezas narrativas, un llamativo drama con toques de terror sobrenatural.