Los Ángeles de Charlie

Crítica de Rodrigo Seijas - Fancinema

OTRA RENOVACIÓN, NUEVOS ATRASOS

Cada vez que se anuncia un reboot, reversión o remake, surgen las preguntas usuales: ¿para qué? ¿Cuál puede ser el potencial aporte? Dudas parecidas debían tener en Sony, porque si las dos adaptaciones cinematográficas de Los ángeles de Charlie estrenadas en el 2000 y 2003 habían tenido presupuestos de 93 y 120 millones de dólares, respectivamente, la nueva versión solo contó con 48 millones. O sea, mucho más discurso feminista, pero menos plata para respaldarlo.

Ese recorte de dinero se nota, y mucho, en Ángeles de Charlie, que nunca consigue elevarse por encima de la categoría de sub-producto de acción. La voluntad de refrescar a la franquicia no va más allá de poner nuevas actrices y darle un toque más global a las aventuras, planteando un escenario donde la agencia de Charles Townsend se ha expandido a todo el mundo, con muchas agentes –y sus respectivos Bosleys- desempeñándose en una multiplicidad de territorios. La apuesta es muy parecida a la de Hombres de Negro: Internacional: la premisa vuelve a combinar a expertas y novatas, una intriga donde la traición viene desde adentro de la organización, recorridos por distintos países, líneas humorísticas desperdigadas cada una determinada cantidad de minutos (principalmente por parte de la agente encarnada por Kristen Stewart) y discurso pretendidamente feminista, como para quedar a la par de los tiempos actuales de supuesta inclusión.

Los resultados son también, lamentablemente, similares al de Hombres de Negro: Internacional (no casualmente también producida por Sony): lugares comunes y estereotipos argumentales por todos lados; una sucesión de chistes entre fallidos y obvios; enunciación oral para explicar todo lo que pasa; giros de la trama que se ven venir a una distancia sideral; secuencias de acción carentes de vértigo e inventiva; y una discursividad que se pretende potente pero que jamás pasa de lo obvio. No hay nada distintivo en Ángeles de Charlie, nada que la aparte de la rutina y se nota demasiado que Elizabeth Banks –una artista con una carrera más que interesante-, a pesar de estar a cargo de la dirección, el guión, la producción y hasta un personaje relevante, nunca le encuentra la vuelta a la franquicia para aportar un diferencial, como sí lo hacían McG y Drew Barrymore en las entregas previas. Esas dos películas exhibían unos cuantos desniveles y hasta eran caóticas por momentos, pero tenían un estilo propio y hasta arriesgado.

Donde también Ángeles de Charlie se parece (para mal) a Hombres de Negro: Internacional es en su incapacidad el legado de sus antecesoras. Ambas pretenden introducir elementos supuestamente nuevos pero que en verdad ya estaban presentes en las películas anteriores, particularmente en lo referido a lo genérico: si la primera parte de Hombres de Negro ya mostraba que las mujeres podían estar a la misma altura de sus contrapartes masculinas con apenas un plano en la última secuencia; Los ángeles de Charlie ya presentaba personajes capaces de ser patear traseros, superar vínculos tóxicos y entablar una solidaridad grupal. Y encima lo hacían con mucha más personalidad y complejidad, aún con sus respectivas fallas. Ángeles de Charlie establece una continuidad sumamente negativa con Hombres de Negro: Internacional: ambas son películas que buscan renovar y actualizar, pero solo atrasan y hasta terminan sepultando franquicias.