Los amantes pasajeros

Crítica de Aníbal Perotti - Cinemarama

Volver

Almodóvar hace un cine libre y personal que no deja de sorprender. El director vuelve al tiempo de la Movida para exhumar sus raíces con una comedia trash y kitsch que recupera el humor alocado de sus primeras películas. Los amantes pasajeros marca su tono desde los títulos iniciales, excesivamente coloreados y demodés, que dan lugar a una advertencia: todo lo que vamos a ver es sólo ficción y fantasía. Como en Mujeres al borde de un ataque de nervios, Almodóvar favorece la unidad de lugar y encierra en un avión a una galería de personajes excéntricos que creen vivir sus últimas horas. En el ámbito reducido del business (los pasajeros de clase turista fueron drogados para que no molesten) se cruzan una mentalista que quiere perder su virginidad, una dominatrix que tuvo relaciones con políticos (genialmente interpretada por Cecila Roth), un asesino a sueldo, una pareja de recién casados y tres azafatos, uno más gay que el otro.

Almodóvar se inspira en la screwball comedy norteamericana para extraer lo mejor de cada personaje en una situación de crisis. El director utiliza los lugares comunes para alimentar el potencial cómico de la película, especialmente con los distintos personajes gay que usan todos los códigos del humor camp. Ellos disponen de la misma histeria comunicadora que las mujeres (habitualmente en el centro de las comedias de Almodóvar) enlazando contrapuntos físicos y verbales como si fuesen drag queens entrando en escena. La desopilante secuencia de comedia musical sobre el tema disco I’m so exciting tiene destino de culto: una coreografía extraordinaria con la que Almodóvar demuestra un raro ingenio para la construcción de los planos y la interpretación del espacio.

Las secuencias que se desarrollan fuera del avión tienen un costado digresivo que no ayuda a estructurar el conjunto. Por otro lado, Los amantes pasajeros no posee la fuerza dramática de las películas recientes de Almodóvar por la asumida falta de encarnación de los personajes. De todas maneras, los estereotipos son el tema principal de la película. El director los exhibe y los lleva hasta su punto límite para que afloren nuevas verdades. Cada personaje puede descubrir su identidad en recovecos inesperados que, por momentos, generan un juego de espejos con otros protagonistas. La película también se puede ver como una metáfora desesperada de la España actual: un país que ha perdido las señales y gira en círculos sin encontrar ayuda. La respuesta de Almodóvar es una película alegre, fresca y desinhibida.