Los agentes del destino

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Matt Damon y la chica de sus sueños

Encontrar a una joven en un baño de hombres de un gran hotel internacional, no es algo de todos los días. Por eso David Norris, cuando mira a la muchacha a los ojos y la besa, cree que es la chica de sus sueños.
Pero así como los sueños son fugaces, a los pocos instantes la niña desaparece y ya no se sabe si se la volverá a ver alguna vez, o nunca.

Norris es el más joven de los candidatos a senadores del Congreso estadounidense y sobre él crecen las apuestas, pero cuando un medio sensacionalista descubre una foto de sus años de estudiante con los pantalones bajos, todo parece derrumbarse.

En en ese momento cuando a Norris se le aparecen "los agentes del destino", los que se encargarán de prevenirlo que lo suyo no es perseguir a una chica de la que cree estar enamorado, sino seguir aspirando a la carrera política, tal como lo quería su fallecido padre.

PODER SUPREMO

"Los agentes del destino" está basada en un relato del norteamericano Philip K. Dick, el mismo de "Blade Runner" y "El vengador del futuro" y si bien lo suyo es la ciencia ficción y jugar con el presente, el pasado y las premoniciones, en este caso se inclina por una saga romántica, apuntalada con la posibilidad de creer que existe un poder superior al humano, capaz de manejar nuestras vidas.

El filme dedica más tiempo a los aspectos de la búsqueda implacable de un hombre para encontrar a la chica de sus sueños, que al tema esencial que trata: el libre albedrío y la predestinación, no obstante es una historia que cierra y se sostiene mediante un preciso y ajustado mecanismo narrativo, apoyado en una estética que hace referencia a la década de 1950.

Un siempre eficaz Matt Damon, muy bien acompañado esta vez por Emily Blunt y la reaparición del legendario Terence Stamp, como el presidente de "los agentes del destino", cierran este filme que no defraudará, pero dejará con ganas de algo más.