Los agentes del destino

Crítica de Alexander Brielga - Cine & Medios

Los ángeles del FBI

David Norris (Matt Damon) es la joven promesa de la política estadounidense, pero un diario hace mella en su carrera al publicar en tapa una foto impropia para alguien que pretende ser senador por Nueva York. Mientras David ensaya el discurso de la derrota en el baño de hombres del hotel donde montó su base de operaciones, una bella muchacha sale de uno de los cubículos. El flechazo es inmediato, y así como la chica apareció de la nada, desaparece corriendo por los corredores del hotel.
El encuentro con Elise (Emily Blunt) no fue casual sino algo programado por miembros de la "Oficina de Ajustes", sujetos dedicados a hacer cumplir el "plan" que su "presidente" trazó para cada uno en este planeta. Estos "agentes del destino" son los responsables de que las personas olviden sus llaves o derramen café en sus camisas para ajustar el tiempo y evitar o provocar algo en su futuro. Lo cierto es que Davis no debía volver a ver a Elise, pero un agente comete un error y el encuentro se da, en un colectivo.
Lo que sigue es, una vez más, la exposición de que el amor es más fuerte que todo destino trazado por quien sea, aunque se trate de agentes poco angelicales y más bien gubernamentales de un burocrático ser superior.
La presencia del veterano Terence Stamp, más la siempre efectiva actuación de Damon, no alcanzan para salvar una propuesta que no acaba por definirse y termina a mitad de camino entre una comedia de Disney y una oscura relectura sobre el libre albedrío.