Los 4 fantásticos

Crítica de Ayelén Turzi - La cuarta pared

Antes de comenzar esta review, quiero dejar en claro un único punto: no soy una gran lectora de comics. Ni por asomo. Lo más cerca que estoy de la historieta en general es haber leído Mafalda y Condorito en mi infancia. Pero, además de eso, estoy muy lejos de los (entiendo gloriosos) universos creados por Marvel y DC Comics.

Habiendo aclarado ese punto, siento que tengo algo a favor a la hora de hablar de la película, y es el no estar atada a algo leído previamente. Me pasó con muchísimos libros que adoro y, a la hora de ser llevados al cine, la comparación es inevitable. Sin embargo, en este caso puedo centrarme exclusivamente en la película, sin tener en mi horizonte sus orígenes gráficos.

La historia es muy tediosa y aburrida: inicia en la infancia de Reed Richards (de grande interpretado por Miles Teller, el pibe baterista de Whiplash) quien, ayudado por su amigo de la infancia Ben Grimm (en su versión adulta, Jamie Bell, de Nymphomaniac y Snowpiercer), comienza a desarrollar determinados avances tecnológicos que culminarán en una máquina que permite viajar a otras dimensiones. Dimensiones en las que, debido a inconvenientes en el viaje, ellos dos, junto con Victor (interpretado por Toby Kebbell, de Dawn of the Planet of the Apes), Sue Storm (Kate Mara, de House of Cards) y Johnny Storm (Michael B. Jordan, Chronicle) terminarán obteniendo sus poderes sobrenaturales.

Hay un muy, muy, pero muy leve intento de dibujar un conflicto. Pero este conflicto no deja de ser individual, y es Reed tratando de remediar las modificaciones que han sufrido luego del viaje interdimensional. Error, garrafal error: si son un equipo, ¿no deberían actuar como tal? A lo largo de toda la historia, los cuatro protagonistas parecen cuatro hijos de un fallecido peleando por la sucesión mediante abogados: interactúan poco y nada, y a ninguno parece importarle mucho el otro.

En un momento de la trama, se dan cuenta que volviendo a viajar a aquella otra dimensión, es posible que cada uno vuelva a su estado físico original. Y en esa dimensión paralela es que se enfrentan con un Victor ahora devenido en Dr. Doom, que había quedado olvidado en la primera misión porque ellos lo creyeron muerto y tuvieron que regresar. Un enfrentamiento completamente absurdo, que sucede en un lugar ajeno al planeta Tierra, totalmente irrelevante para cualquier ser humano.

Es así como, sin ninguna trama fuerte que los sustente, sin ningún riesgo mayor a correr como consecuencia de sus acciones, transcurre el filme. No hay nada que reseñar porque no pasa absolutamente nada a lo largo de toda la película, son solo cuatro pibes con los poderes de Los 4 Fantásticos, pero sin ningún tipo de objetivo más que destruir a un resentido Victor que no significa un riesgo para nadie.

Los actores, más allá de haberse consagrado cada uno individualmente, están muy lejos de formar una unidad. En ningún momento logran ser Los Cuatro Fantásticos: desde el inicio de la película, cuando son simples seres humanos en plena investigación científica, hasta el final, cuando ya han testeado cada uno sus nuevas habilidades, nunca son un equipo. Nunca hay una unión, una dependencia, nunca conforman un engranaje. Son como un equipo de Fútbol 5 conformado por cinco Maradonas: todos son fantásticos, todos tienen un poder sobrenatural, pero a todos les chupa un huevo el resto. Y creo que no, este no es el camino para mostrar a una hermandad de superhéroes que actúan en equipo.
COMENTARIO METIDO DEL EDITOR (que sí es un viejo lector de comics):
¿La mejor película de Los 4 Fantásticos en cine? Sí, claro. La hizo Pixar en el 2004.
Se llama Los Increíbles.

VEREDICTO: 3.0 - FANTÁSTICA-CA

Insisto, aún sin conocer el origen gráfico de los superhéroes, me sentí estafada. Los 4 Fantásticos sufre tres de los males más grandes del cine pochoclero hoy en día: ser un reboot, ni siquiera intentar contar una historia, y el "síndrome Michael Bay" (léase "explosiones sin sentido por doquier y predominio de los efectos visuales"). Y para terminar de indignarnos, hay una segunda parte anunciada para 2017 (bah, por ahora...).