Logan

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

Flesh and blood

Con el presente milenio nació una nueva franquicia cinematográfica de superhéroes, los X-Men. En esa película dirigida por Bryan Singer se destacaba a fuerza de garras y carisma Wolverine, el mutante interpretado por Hugh Jackman. Hoy, a casi 17 años de su primera vez en la pantalla grande, el personaje de Marvel se despide a lo grande, con una película en solitario que finalmente lo redime de la mejor manera.

En un futuro, no muy lejano pero futuro al fin, Logan/Wolverine trabaja en las sombras como chofer de una limusina. El mundo casi ya no tiene mutantes, y tampoco demuestra tener algún rastro de bondad; como si con la extinción de los humanos portadores del Gen X también se hubiese apagado la llama de la bondad humana. Y es en ese mundo donde Logan (que es más mito que realidad) se encuentra con Laura, una niña mutante a la cual deberá llevar a salvo a la frontera con Canadá.

Ya en el comienzo James Mangold (director de entre otras, de esa hermosura llamada Walk the Line) nos introduce en el renovado universo de Wolverine. Un universo fílmico donde la sangre y la brutalidad son el especial del día. Bienvenidas sean ambas decisiones, hace tiempo que el firmamento de los superhéroes necesitaba menos peleas con CGI y más flesh and blood (aguante Johnny Cash) entre tanto golpe sin efecto palpable.

Esta decisión estética por parte de Mangold encuentra su sustento en que el mundo habitado por Wolverine y Charles ya no tiene los matices donde el Professor X trataba de alcanzar la paz entre los humanos y mutantes. En ese mundo con menos mutantes, pero paradójicamente, cada vez más inhumano, se ofrece un contexto y una necesidad de abordar los combates desde una perspectiva más realista y despiadada. Lamentablemente ya no hay espacio para la piedad con los enemigos, y su realizador lo tiene muy claro.

Hugh Jackman y su Wolverine son eternos.
Las luces y el vértigo de Japón (recordemos que fue el realizador de Wolverine: Inmortal) cegaron a Mangold, lo llevaron a un territorio donde no sabe (o no supo) desenvolverse. Pero ni lerdo ni perezoso, cambia el paradigma para la despedida de Wolverine; la desmarca por completo de las películas de superhéroes que gobiernan la escena cinematográfica actual, con serenidad narrativa, muchas mutilaciones y litros y litros de sangre. El western como tejido pictórico y la road movie como vehículo, conforman el escenario ideal (la excelente remake de 3:10 to Yuma acredita esa idea) para que el director trabaje en Logan con un tono, un ritmo y una iconografía que lo favorece.

Hugh Jackman y su Wolverine son eternos. Juntos pudieron soportar los flojos spin-off a fuerza de garra y carisma para despedirse a lo grande. En Logan se ve un Wolverine abatido, sin ese fuego interno que demostraba tener. El paso del tiempo hizo mella en él, e internamente, su terrible y extensa historia empieza a pesarle demasiado como para seguir dando pelea. Simplemente se defiende, sobrevive a duras penas en un mundo donde siempre fue utilizado y jamás fue bienvenido. Todo ese sufrimiento a cuestas es llevado adelante por el inmenso Hugh Jackman con un compromiso y una entrega pocas veces visto. Es que a ésta altura, Jackman y Wolverine son uno solo, nadie podría interpretarlo como él. Logan lo confirma de nuevo.

Por otra parte el querido *de pie* Patrick Stewart *me siento* la rompe toda. Se te va el alma viendo al mutante más poderoso del mundo en un estado tan decadente, pero Stewart se encarga de llevarlo adelante con dignidad y sin bajezas. La gran revelación del cast es Dafne Keen interpretando a Laura. Tremenda máquina de matar resultó ser la pequeña. Boyd Holbrook (Narcos) cierra el elenco principal con una estupenda labor como el villano del film. Con su carisma revoluciona la pantalla con cada aparición, dando equilibrio al drama y padecimiento de la historia.

James Mangold consiguió darle a Wolverine la obra maestra que merecía. Un western crepuscular cargado de pasión, mutilaciones y sangre. A los que crecimos y disfrutamos junto a este gran personaje no nos queda otra que peregrinar a los cines en agradecimiento a tamaña entrega y compromiso. Hugh Jackman y Logan lo merecen.