Locos sueltos en el zoo

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

¿Quiénes son los animales?

Tras revivir las sagas de Brigada explosiva, Los superagentes y Bañeros, Argentina Sono Film produjo un film “original” que apunta a rapiñar unos cuantos billetes durante las siempre rentables vacaciones de invierno. Lo hace que distribución del grupo Disney y apoyo promocional de Telefé; es decir, dos de los principales jugadores del mercado local.

Así como Socios por accidente 2 resultó una absoluta decepción, Locos sueltos en el Zoo no lo es por la sencilla razón de que no podía esperarse nada demasiado alentador. Es, en todo caso, una confirmación de las profundas limitaciones de este tipo de subproductos concebidos con ideas rancias y trilladas al servicio de figuras de la TV que apenas pueden “actuar” en cine.

La gran paradoja que se está consolidando en los últimos años es que, mientras la TV está viviendo su época de oro (incluso en varios productos argentinos), el cine familiar autóctono está en franca involución. Salvo honrosas excepciones como Metegol, la idea preponderante parece ser la de hacer películas baratas, en poco tiempo y sin importar demasiado el resultado final.

En Locos sueltos en el Zoo está (casi) todo mal, empezando por un guión elemental y rutinario, una puesta en escena berreta y torpe (no se cuida ni siquiera la continuidad), sobreactuaciones y recursos (como los animales que hablan) reciclados de films como Una noche en el museo, Babe, el chanchito valiente, Madagascar, Doctor Dolittle y siguen las firmas.

Hay un punto de partida “emotivo” (Gregorio, el viejo y querible guardián del zoológico que interpreta Alberto Fernández de Rosa, abandona el lugar), una subtrama policial (el malvado Matías Alé contrata a dos detectives secretos, los hermanos Bielsa (ja, ja), que encarnan Pachu Peña y ?Alvaro? Navia, para robar animales gigantescos y luego traficarlos), vedettes que muestran sus curvas (Luciana Salazar y Karina Jelinek), cómicos que intentan sobrellevar los diálogos atroces (Fabián Gianola, Emilio Disi, Gladys Florimonte), alguien que intenta jugar al slaplstick (Nazareno Móttola) y cameos de famosos de la TV (Mariana Antoniale, Ivana Nadal y Marley). El resultado es desolador en todos los rubros.

A los defensores incondicionales del cine argentino que suelen inundar los comments de este sitio les digo: no me vengan con que los críticos somos snobs. Vean Locos sueltos en el Zoo y después charlamos. Exaltar este tipo de afrentas al buen gusto que menosprecian al público de todas las edades no le hace ningún bien a la industria local. Serán negocios rentables (minimizar gastos, maximizar ingresos), pero nos ubican a años luz del estándar de calidad que hoy debe garantizar cualquier cinematografía que se precie de seria. Una auténtica animalada…