Locos sueltos en el zoo

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Una idea que quedó a mitad de camino

Sólo Gregorio, el viejo guardián del zoológico, sabe el secreto que oculta el parque. Por las noches, el cuidador mantiene diálogos con los animales que están tras las rejas y, sobre todo, con un gran orangután por quien siente un especial cariño. Este secreto llega a oídos de un poderoso empresario que desea apropiarse del simio para exhibirlo en Las Vegas. ¿Quién se atreverá a sacarlo de su hábitat y llevarlo al barco que lo conducirá fuera del país? Dos detectives privados, absolutamente torpes, elaboran distintos planes para robárselo y cobrar así la suculenta recompensa.

Si en principio la trama promete cierta originalidad, pronto el guión cae en las redes de lo absurdo y la reiteración. El cúmulo de reiterados gags y de forzadas situaciones humorísticas impidió que sólidos comediantes como Emilio Disi, Fabián Gianola y Gladys Florimonte logren interesar a los pequeños destinatarios del film, que apenas sostiene sobre la base de muy buenos rubros técnicos y de algunas escenas que dejan una sonrisa. La idea requería bastante más.