Locos por las nueces

Crítica de Ulises Picoli - Función Agotada

Locos por las Nueces (The Nut Job en el titulo original, juego de palabras con la traducción de “nut” que puede ser “loco” o “nuez” según se considere adjetivo o sustantivo) es una de esas películas animadas habituales. Algunas ideas, muy pocas sorpresas. Un film pensado meramente para el pasatiempo infantil.

Surley (con la rugosa voz es de Will Arnet) es nuestro protagonista, una ardilla que prefiere hacer gala de egoísmo y cinismo en vez de manejarse con el grupo de pequeños animales del parque donde vive. Su único amigo es Buddy, una rata desvencijada que recuerda a Remy de Ratatouille (si no hubiera tenido una buena alimentación). El principal enemigo de Surley es el líder del grupo de animales del parque, Mapache (voz de Liam Neeson en la versión original). Mientras el grupo se prepara para la llegada del invierno, un accidente donde Surley está inmiscuido hace que nuestro amigo sea desterrado a la ciudad. Un exilio al que se suma por voluntad propia, Buddy. Su relación es por lejos, lo único que surge genuino en la historia. Surley no resulta interesante ni siquiera luego de su redención, en cambio Buddy, por su fidelidad y amistad, se impone como un personaje entrañable.

Ya en la ciudad, Surley encuentra un local repleto de nueces. Ese lugar es la base de operaciones de unos mafiosos que quieren robar un banco. Surge un doble juego: mientras él, Buddy y algunos de los animales del parque hacen un plan para obtener la comida, los mafiosos ejecutan el suyo para robar el dinero.

Un film pensado meramente para el pasatiempo infantil.
En Locos por las Nueces no estamos frente a una obra de gran calidad en cuánto al aspecto visual. Principalmente porque no arriesga, comete el error de no poner en juego la capacidad para la sorpresa y diversión slapstick que puede brindar la animación. Tan solo algunos momentos son rescatables. Uno de ellos es cuando Surley debe enfrentarse a la gran ciudad luego de ser desterrado del parque, otra, cuando irrumpe la marchosa música de PSY con su Gangnam Style (aunque puede que sorprenda más el uso de la canción que lo que se expone visualmente). La utilización del hit no es casual. Y es por eso que en los títulos finales de la película, en el típico cierre de festivo, aparece (en versión animada) el regordete coreano interpretando su mega éxito junto a todos los animales. La lógica de la incorporación de PSY se vincula a que parte de la producción y animación proviene de Corea de Sur. El país asiático en el último tiempo se ha transformado en toda una usina en referencia al tema animado, por allí han pasado desde Los Simpsons y Futurama hasta series de animación japonesa.

Locos Por las Nueces se justifica en la cartelera cinematográfica de una sola manera: siempre tiene que haber alguna película para llevar a los chicos.