Lo imposible

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Cine de catástrofe que interesa a su tiempo

Lo imposible es el título más acertado que se podría haber encontrado para esta película del mismo director de El Orfanato (2007).
Basada en el episodio real vivido por una familia española --los Alvarez Belón-- durante el tsunami que en 2004 azotó a las costas de Tailandia, la película cuenta cómo los cinco protagonistas lograron sobrevivir y reencontrarse, no todos muy sanos, pero al menos a salvo.
La manera en que estos sucesos resultaron parecen imposibles luego del cómo se produjeron. No obstante, los sobreimpresos iniciales se encargan de subrayar que así fueron. Por lo tanto --y como titulaba un programa televisivo--: increíble pero real.
Coproducción hispano-estadounidense, la cinta cuenta con los protagónicos de la australiana Naomi Watts y el inglés Ewan McGregor como María y Henry, el matrimonio que, residiendo en Japón por razones laborales, deciden pasar la Navidad en un verdadero paraíso terrenal, junto con sus tres hijos.
Los días están siendo climáticamente demasiado favorables --según advierte el conserje del hotel--, ideales para la familia, aunque un inconveniente en la organización de las habitaciones hace que los recién llegados no tengan la esperada vista a la playa. Por comodidad, el día siguiente a la Navidad, deciden pasarlo en la pileta, junto con otros veraneantes.
Cuando todo apunta a transcurrir en paz, es la naturaleza la que convierte el paraíso en un infierno. En cuestión de segundos, el mar invade kilómetros de playas, palmares y poblados cercanos.
La tensión parece ser el metié de este director español, que logra erizar la piel del espectador en la magnífica secuencia de la devastación que produce el maremoto, en el ambiente, pero en especial, en el ser humano.
Nuevamente la orfandad, en este caso de quien ve desaparecer bajo el agua a sus seres queridos en pocos segundos; la capacidad del ser humano de reponerse para sobrevivir y salvar a los más débiles, y como aledaña, la solidaridad, son los temas sobre los cuales transcurre este relato que cuenta con excelentes actuaciones, incluso las de los secundarios que pasan unos segundos por pantalla.
La del niño Tom Holland como Luca, el mayor de los hijos de la pareja, sobre quien recae gran parte de la acción, resulta de las más destacables. Y esto no es únicamente un atributo del muchachito, sino una virtud de Bayona como director de actores, quien además logra resultados espontáneos y creíbles entre los muchos, restantes, niños del reparto, una tarea nada sencilla.
Se le puede criticar cierta tentación a caer en el melodrama cuando de la búsqueda y reencuentro se trata. Pero teniendo en cuenta que se trató de tamañas circunstancias, quién no se sensibilizaría de tal modo.
El cine de catástrofe se ha caracterizado por reflejar los temores de la humanidad de su tiempo. Tuvo títulos icónicos en la década del '70, a partir de la duda sobre la seguridad o inseguridad de las mega construcciones -- Infierno en la torre, La aventura del Poseidón o la serie de Aeropuerto, entre otros--.
Y aunque desde entonces y en adelante hubo interés por la furia ciertos fenómenos naturales -- Avalancha, Terremoto las más cercanas Volcano, El día después de mañana --, las cintas que se sostienen en hechos, testimoniales o no, que se sostienen en la realidad se agregan a una lista ya abundante para ponerle mayor tensión y sobre la basa de que el cambio climático es una amenaza concreta para los habitantes de este maravilloso planeta.
Esta cinta es una muy buena película del género que cuenta con el escalofriante plus de saber que no es ficción y que todo lo imaginable e inimaginable puede sucedernos a cada uno de los pequeños mortales que pisamos el suelo terrícola, por endiosados y omnipotentes que nos atrevamos a sentir.