Lo and Behold: ensueños de un mundo conectado

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

¿Cuántos documentales existen sobre la historia de la internet? ¿Cuántos programas de TV podemos sintonizar que hablen sobre este tema? Ahora ¿Cuántos de ellos están dirigidos por el director de Fitzcarraldo?
El prolífico, inoxidable e irreverente Werner Herzog está presente una vez más en nuestra cartelera esta vez con el que sería la anteúltima de sus realizaciones (el hombre es capaz de presentar no una ni dos, sino tres películas en lo que va de este año que termina).
Lo and Behold: Ensueños de un Mundo Conectado efectivamente tiene al mundo conectado online en el centro de la escena, repasa la historia de internet; pero lo hace no a modo educativo, como podríamos esperar de un programa de Discovery Science, sino al estilo Herzog.
¿Podríamos hablar de un Werner Herzog director de ficción y otro documentalista? En definitiva, tanto en la ficción como en lo documental, el creador de La Balada de Bruno S. es tan rabioso como curioso, siempre poniendo un ojo maravillado.
En esta oportunidad traza una línea histórica desde los inicios de un mundo atravezado por los ordenadores, hasta llegar a nuestros días de plena conectividad ¿o todavía no alcanzamos la plenitud?
Divide en capítulos, y se posa en distintas entrevistas y “visitas” de casos muy particulares. No hay en sí una postura, o una bajada de línea (directa), en todo caso se lo observa como algo inevitable.
Hay pros y contra de que el mundo viva conectado y dependiente de esa red, y que vaya camino a depositar cada vez más “actividades” a ese mundo digital.
Se nota que a Herzog le llama la atención todo, con su furia característica pero también pareciera, con los ojos del niño que descubre algo por primera vez.
Probablemente, mucho de lo que muestra ya se haya visto, o sea conocido, por lo menos para los más allegados al tema; es por eso, que lo más atractivo será verlo a través de la mirada compulsiva del director.
Ya sea, la actividad volcánica, la exploración de cuevas, o la conexión a internet; todo se observa con fascinación de lo desconocido o lo increíble. En este punto, quizás lo más cercano sean esas revistas de divulgación científica popular, del tipo Muy Interesante o el suplemento Anteojito BIP.
Las entrevistas a los diferentes referentes, y el modo en que seeditan y confluyen con imágenes, hablan de un caos, pero ese caos ordenado al que nos tiene acostumbrado su responsable.
Es imposible no hablar de Herzog en cada una de las líneas que hacen referencia a Lo and Behold, no hablamos tanto sobre un documental sobre internet y como influyó-influye-e influirá en la humanidad; sino una visión sobre como Werner ve esa influencia.
Lejos de ser una de sus obras maestra que lo catapultaron a lo más alto, se nos ofrece un verdadero viaje con mucha diversión, relajado gracias a cierto humor, y que logra contagiar parcialmente la misma curiosidad. No es algo menor para alguien que filma como si de respirar se tratase.