Línea Mortal: Al Límite

Crítica de María Paula Rios - Fandango

La vida después de la muerte, es una de las premisas fundamentales para construir este relato basado en un remake noventero de Joel Schumacher.

El avance de la tecnología ha superado al ser humano. Inclusive hay experiencias que exceden la razón y provocan consecuencias impensadas, entonces ¿En qué momento hay que saber poner límites? Esto es lo que se pregunta un grupo de residentes médicos que, por cuestiones también personales, deciden jugar con la muerte.

Courtney (Ellen Page), Ray (Diego Luna), Marlo (Nina Dobrev), Jamie (James Morton) y Sophia (Kiersey Clemons), de forma ilegal, utilizan las instalaciones de emergencia de la clínica en la que hacen sus residencias, para provocarse paros cardiacos y comprobar que aun hay actividad cerebral después de la muerte física.

Ellos mismos serán los conejillos de india de este experimento que además de despertarles un alto grado de capacidad cerebral, también los enfrentará a sus propias pesadillas, consecuencia de lidiar con una energía oscura, ajena, desconocida, como la de la muerte. Línea Mortal: Al Límite, es un remake de la cinta, homónina, del año 1990 dirigida Joel Schumacher, en la que figuras como Julia Roberts, Kevin Bacon y Kiefer Sutherland (el único que participa en esta nueva versión, encarnando al jefe de residentes) tomaban el rol de los estudiantes de medicina. Si bien no era una gran película, debido a un guion poco trabajado entre otros defectos, la idea era elogiable así como las actuaciones. De hecho, con el pasar del tiempo, la cinta generó un halo clásico.

Por estos motivos había ciertas expectativas puestas en esta versión del danés Niels Arden Oplev, quien lamentablemente incurre en los mismos errores, o peores, que Schumacher. La idea está desperdiciada, a merced de atraer al público millenial la película queda indefinida genéricamente, las escenas de horror no causan tensión (son previsibles y clichés), y se intercalan con romances superfluos, así como fiestas que resultan liberadoras y catárticas, además cierta incorrección política. Todo para terminar realizando una bajada moral (pedagógica), que atrasa uno cuantos años, en relación a asumir las consecuencias de nuestros actos.

Lo que salva algo a Linea Mortal, un film indiferente y por momentos forzado, son las actuaciones. Cabe destacar la de Ellen Page y Diego Luna, quienes acertadamente dotan de verosimilitud al relato. A diferencia de los residentes, Oplev no logra reanimar este remake que resultó de culto en los años 90’.