Línea Mortal: Al Límite

Crítica de Luciano Mezher - Visión del cine

En la edad de las remakes, secuelas y reversiones llega Línea mortal: al límite, basada en la película de 1990 dirigida por Joel Schumacher.
Cinco estudiantes de medicina se obsesionan con revelar el misterio de qué hay después de la muerte. Para hacerlo cada uno detiene su corazón para luego revivirse. El hecho les provoca pesadillas y alucinaciones de los diferentes pecados que realizaron en el pasado.

Los años pasan y el público cambia. Línea mortal: al límite se adapta a los tiempos que corren donde el terror se afianza en el gusto del espectador y abandona el estilo de thriller de ciencia ficción con toques pesadillescos que tenía la original.

Teniendo como marco este nuevo terreno, no innova y se queda con las emociones básicas. Utiliza los silencios repetidas veces para buscar el susto repentino en el espectador. La primera vez funciona, el resto se hace previsible.

El film intenta alejarse del original al presentar nuevos personajes, pero la mayoría de ellos sostienen los mismos problemas de la versión previa. Está el adicto al sexo, la que hizo bullying, las que mataron accidentalmente a una persona y el que se queda al margen de todos los problemas.

Los estereotipos ya estaban en la primera película pero la simpatía de los actores originales (Kiefer Sutherland, Julia Roberts, Oliver Platt, Kevin Bacon y William Baldwin) supera en creces a los de la nueva versión con Ellen Page, Diego Luna y un desconocido elenco.