Línea de fuego

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

En una redada de la DEA el agente Broker (Jason Statham - infiltrado con look a lo Lorenzo Lamas en la serie “Renegado”, 1992/1997), liquida al hijo de un capo de la droga, razón por la cual es luego reubicado con identidad protegida en el sur de los Estados Unidos. Retirado, el hombre no hace más que trabajar en refacciones en el pueblo local mientras educa a Maddy (Izabela Vidovic), su hija de unos 12 años. De tal palo, tal astilla. La nena despacha a piñas a un gordito abusador, actitud que conspira contra el plan de pasar desapercibidos en la comunidad. Sucede que justo le viene a dar al hijo de una señora cuyo marido es primo de Gator (James Franco), el distribuidor de "frula" local, individuo violento si los hay. Los cabos se atan como para que éste se entere de quién es Broker y se desate el tole-tole. La película se llama “Línea de fuego”.

Este guión, bien ochentoso, no podía tener otro autor que Sylvester Stallone, además de ser el productor. Sabemos que Rambo no andaba con vueltas, así que ningún personaje salido de su mente puede hacerlo. “Línea de fuego” es un producto de acción hecho y derecho que tiene, de todos modos, una buena factura tanto en la composición de los personajes (bien acordes al género), como en la justificación de todas las acciones como para no traicionar el verosímil. En todo caso lo mejor que le podía suceder es no pretender ser más que esto para llegar a un buen resultado final.

Ningún tonto, el productor rodeó su guión con varios talentos: En el elenco, encabezado por el "duro" de ésta época Jason Statham, están además (dosificados pero están) James Franco, Wynona Ryder (por si alguno preguntaba en qué andaba) y el viejo Clancy Brown, aquél memorable villano de “Highlander” (1985).

La dirección se la encargó a Gary Fleder, responsable entre otras de la gran “Tribunal en fuga” (2003) y buenos thrillers como “Besos que matan” (1998), o “Ni una palabra” (2001), a lo que se suman la fotografía de Theo van de Sande y la música del genial Mark Isham.

Está claro que “Línea de fuego” no inventa la pólvora, sólo la usa para ser una buena película de acción.