Línea de 4

Crítica de Alejo Paredes - La cuarta pared

La pelota no se mancha.

Domingo 13 de julio de 2014. Cuatro amigos treintañeros se reúnen en el departamento de uno de ellos para mirar la final del Mundial de Brasil. Aunque otrora eran inseparables, llevan mucho tiempo sin verse, y cada uno tiene una vida por su lado, diferente de la de los otros. Incluso difieren sobre el resultado del partido: dos de ellos están seguros que ganará la Selección, y los otros dos creen que Alemania vencerá. Entonces deciden apostar a que, dependiendo de cómo termine el partido, los dos que se equivocaron deberán contar una verdad que los otros dos no sepan. Sin embargo, entre la tensión del partido, el consumo de vino y la memoria de un amigo fallecido, estas verdades saldrán a la luz antes del entretiempo...

Antes de continuar hablando sobre Línea de 4, ópera prima de Diego Bliffeld y Nicolás Diodovich, quiero hacer una confesión. No soy muy futbolero. Listo, lo dije. Pero por supuesto que sufrí esa final como la sufrió todo el país, como la sufrió el más enfermizo de los hinchas. Y no es agradable regresar a esa fecha, en especial cuando la historia ocurre en tiempo real, y encima con la narración de **** de fondo durante toda la película. Al principio cabe preguntarse: ¿Cómo van a hacer Bliffeld y Diodovich para meternos en la historia con ese partido ocurriendo al mismo tiempo? Sin embargo, triunfan por goleada, y no sólo porque ya sabemos cómo termina el encuentro.

Línea de 4 construye un drama de intrigas que se vuelven más y más atrapantes hasta el final mismo del filme, a medida que las revelaciones se apilan unas sobre otras. Hasta el punto de que de a ratos uno se olvida de que Argentina está jugando la final del Mundial. Esto no es gracias a la dirección de Bliffeld y Diodovich (que no es dinámica y tiene una fotografía sin destellos), ni tampoco gracias al guión, también escrito por ellos, que al principio consideré más apto para el teatro hasta que me di cuenta que los diálogos no son lo suficientemente buenos para las tablas.

La victoria del filme recae en sus actores, las únicas personas que aparecen en pantalla, y los personajes y relaciones que construyen de forma (in)creíble. Merecen ser mencionados por nombre. Diego Echegoyen es Martín, quien vive y trabaja nada menos que en Alemania. Carlos Eisler es Germán, el que puso casa, director de publicidades acomodado y cineasta frustrado. Alejandro Hener es Pedro, profesor de la UBA que despotrica constantemente contra el sistema, y el único de los cuatro que es padre. Finalmente pero no menos importantes está Alejandro Lifschitz como Javi, el más exitoso del grupo, estudia un "Master en Business", a punto de casarse y quedándose pelado.

Los actores se ponen la película al hombro y la llevan hasta la línea de meta (ok, esa metáfora es poco futbolística pero ya dije que no soy tan hincha). Sin su talento, la película sería a lo sumo un experimento interesante pero no tanto como quejarse sobre el penal a Higuaín o contemplar la foto de Messi mirando la copa.

VEREDICTO: 8.5 - QUÉ BAILE, QUÉ BAILE

Línea de 4 logra superar los muchos límites que se impone para crear una experiencia casi (casi) tan embriagadora como el partido de fútbol que tiene de fondo. Recomendada para hinchas de fútbol y para fans del cine de actores (dos grupos que se superponen más de lo que uno piensa). Quizás la primera gran película nacional del año.