Línea 137

Crítica de Melody San Luis - Funcinema

LA PALABRA, ESA QUE PUEDE AMARRAR O LIBERAR

Las aristas de la violencia familiar son amplias y comprenden problemáticas muy delicadas a trabajar. Línea 137 propone un acercamiento a los conflictos que llegan a través de las llamadas a este número. El trato en esas circunstancias, la prudencia para pensar estrategias rápidas pero no impulsivas y las palabras de contención parecen ser algunas de las herramientas con las que cuentan o deberían tener estos centros de atención.

Con el resguardo de las víctimas, buscando no mostrar sus rostros y deformando su voz, Línea 137 provee una mirada a la problemática de la violencia familiar, aunque la mayoría de los casos que se ven son de violencia de género. Se le da la voz a las víctimas, pero no desde la observación de sus propias experiencias sino desde el acontecer en transcurso. Observamos, entonces, el momento en el que las víctimas llaman para pedir ayuda o bien están siendo acompañadas para poder dejar sus hogares sin sufrir nuevas agresiones. Nos acercamos así también a las limitaciones del programa. Las dificultades no solo aparecen por el conflicto en sí, sino que están atravesadas por sujetos, ideas, preconceptos y el presupuesto que se le designa a esta área.

En varias ocasiones se muestra cómo se llevan a cabo reuniones en las que se juntan todos los trabajadores que están dentro de esta línea para poder discutir cómo se ha acompañado el pedido de ayuda de algunas de las víctimas. Aparecen ahí algunas de las falencias que el sistema tiene. Por otro lado, vemos el trabajo de los profesionales acompañando a las personas y la complejidad que requiere esa tarea. La escucha de las víctimas y el respeto de su decisión son las que imperan.

En las palabras de las víctimas se observa cómo muchas llegan a creer que son inferiores y apuntan a sus debilidades para justificar a su agresor. La mayoría de los denunciantes que aparecen (salvo un anciano que llama por agresiones que realiza su hijo) son mujeres, algunas de ellas han pasado varios tipos de violencia antes de acudir por ayuda. Las vivencias que narran, a veces ellas, otras entre el personal, parecen estar por encima de lo que se podría imaginar.

Dar a conocer algunas de las situaciones que llegan a estas instituciones es mostrar una mínima parte de lo que acontece. Y es visualizar también cuánto queda por transformar. Como recurso para el acompañamiento, los profesionales usan la palabra, que parece una de las grandes herramientas de transformación. Se les discute a las víctimas muchos conceptos instalados, de los discursos que se repiten y que promueven ciertas prácticas abusivas que, por supuesto, no están solo en ellas sino que se suelen perpetuarse en la sociedad en su conjunto.