Lincoln

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

Sueños de libertad

El genio de Steven Spielberg vuelve al cine con Lincoln para contarnos los tumultuosos últimos meses de Abraham Lincoln como presidente de los Estados Unidos, en los cuales se encargó de impulsar la decimotercera enmienda de la Constitución (que se encargaba de abolir la esclavitud) y también de finalizar la Guerra de Secesión.

Realmente debo admitir que esperaba encontrar en Lincoln el típico biopic cargado de enseñanzas y timorato, más allá de encontrarse la figura del gran Rey Midas detrás. Y es allí donde el realizador de Caballo de Guerra se desmarca y vuelve a demostrar por qué se encuentra por encima del resto, un paso siempre adelantado.

Lincoln evita por completo la grandilocuencia y la ampulosa venta de heroísmo. Spielberg cuenta en 150 minutos los contratiempos que tuvo Abraham Lincoln para conseguir aprobar la 13ra enmienda, pero no se adentra por completo en el mundo de su protagonista. Lincoln no cuenta todos los grandes logros del decimosexto mandatario yankee sino que utiliza algunos fragmentos de su historia para situarlo en contexto y desde allí partir hacía un relato que se acerca mucho más a un thriller político que a los biopic convencionales de Hollywood. En realidad Lincoln comienza como un biopic común y silvestre, y cuando se espera el advenimiento de la crónica de hechos dramáticos e históricos Spielberg rota y disfraza la película (incluso nos engaña desde su "pícaro" nombre) para convertirla en un apasionante thriller que se encargará de mostrar las tranzas, roscas, retornos y manipulaciones que anduvieron rondando la Cámara de Representantes de los Estados Unidos al momento de aprobar la mencionada enmienda.

Otra de las cuestiones positivas que posee Lincoln es como evita todo el tiempo la búsqueda de lo épico. Esto me resultó llamativo debido a que el film pertenece a un realizador cuyas películas poseen de manera natural y convincente ese condimento. Luego de pensarlo un largo rato llegue a la conclusión de que esto se da por la intención de Steven Spielberg de no forzar en la transmisión de un mensaje, sino dejar que el propio desarrollo de la cinta y su posterior análisis hagan su trabajo. Sin dudas Spielberg quiso (y pudo) trasladar un Abraham Lincoln más apartado de su figura de mito. Un Lincoln más humano que se equivoca, que por momentos es mal esposo, que manipula y que hace la vista gorda en los turbios manejos de su grupo de lobbistas para conseguir alcanzar sus intenciones políticas. Es que Spielberg sabe que la figura de Abraham Lincoln es demasiado grande como para encima agregarle un relato cargado de momentos épicos, homenajes y enseñanzas. Dejar el atentado fuera de campo sólo mostrando la reacción del hijo menor de Abraham también demuestra la intención de alejarse de la espectacularidad.

El reparto se desempeña de manera brillante. Daniel Day-Lewis es un actor del carajo y eso es una realidad irrefutable, pero también es verdad que muchas de sus actuaciones suelen ser muy cargadas, aunque su Abraham Lincoln va en la corriente del film. Él muestra un Lincoln humano, palpable y sentible, convirtiendo a la leyenda en hombre y por añadidura consiguiendo convertirse en una de sus más grandes interpretaciones. Tommy Lee Jones lo acompaña de manera genial y merece ampliamente un nuevo Oscar. Las idas y vueltas entre David Strathairn y Day-Lewis son fascinantes, mientras que Sally Field logra trasladar algunas expresiones de tristeza a su operado rostro.

Lincoln es la perspectiva que nos quería contar Steven Spielberg sobre Abraham Lincoln. Una visión algo apartada de algunas de las firmas de su cine y de las convencionalidades del cine actual, pero que no por eso deja de ser una apasionante obra cuyo visionado resulta obligatorio para admirar y valorar aún más la figura de Lincoln y también la de su realizador detrás de las cámaras.