Life: vida inteligente

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

El séptimo y terrorífico pasajero

Los entusiastas de la ciencia ficción de terror no tendrán que esperar Alien: Covenant, ya que Life: Vida inteligente viene a calmar las ansias con una clase magistral de cine.

La historia quizás resulta conocida: una tripulación de astronautas de la Estación Espacial Internacional encuentra rastros de lo que parece ser la primera evidencia de vida en Marte. A medida que los tripulantes investigan las muestras, van siendo testigos de cómo lo que era sólo una célula comienza a transformarse en un organismo parecido a un pulpo en miniatura. Un día, el pequeño espécimen ataca a uno de los integrantes del equipo y se dan cuenta de que están ante algo extremadamente peligroso e inteligente.

Life: Vida inteligente es una película que entiende el mecanismo del cine y pone en funcionamiento su maquinaria con atmósferas asfixiantes y una puesta en escena con planos ingrávidos, como si la cámara también flotara en el espacio.

El director Daniel Espinosa sabe que el cine no es qué se cuenta sino cómo se cuenta. Por lo tanto, poco importa que sea una historia contada cientos de veces.

Lo que importa es cómo el director trabaja con los elementos a su disposición y cómo logra tensionar al público con un virtuoso manejo del suspenso y un monstruo espeluznante y terrorífico.
Curiosamente, en una película espacial el espacio en el que se mueven los personajes parece ser lo más importante, y Espinosa demuestra un enorme talento para manejarse en los reducidos habitáculos de la nave.

Otra virtud de la película es que cada decisión que toman los astronautas transmite al espectador el miedo que sienten, ya que son creíbles y humanas.

Ya se sabe que en toda película hay un momento en el que lo que ocurre delante de la cámara es equivalente a lo que ocurre detrás de ella; es decir, lo que sucede entre los personajes no es más que el reflejo de lo que hace el cineasta con sus materiales. Y en Life: Vida inteligente ese momento se da cuando el director le hace decir a David Jordan (el personaje de Jake Gyllenhaal) algo así como que es preferible quedarse en el espacio que volver a la Tierra a vivir con esos “ocho mil millones de mal nacidos”, para después confirmar su misantropía con una sorpresiva y angustiante secuencia final.

Life: Vida inteligente recuerda mucho a Alien, el octavo pasajero (1979), pero también a las recientes Gravedad (2013) y Pasajeros (2016). Y se diferencia de películas como La Llegada (2016) porque deja de lado la reflexión inextricable y se centra en la acción directa y el suspenso puro. Nuevamente la ciencia ficción espacial se une con el terror alienígena para dar como resultado un filme aterrador, desesperante y profundamente pesimista.