Líbano

Crítica de Mauro Jacobo - Cinélico

Malestar obligatorio

Lebanon o Líbano se suma esta semana a la cartelera cordobesa que está exhibiendo buenas películas independientes, aunque es una lástima que sea en pocas salas y seguramente con un limitadísimo tiempo en cartel.
Dirige este film de 93 minutos, Samuel Maoz, que por la información que estuve recopilando, debuta como director en largometrajes, ya que anteriormente sólo estuvo a cargo de un documental llamado Eclipse Total y de algunos capítulos de series de televisión.
La historia retrata una pequeña pero contundente parte de la guerra que sufrió el Líbano en el '82, desde la mirada de un cuarteto de soldados designados al "Rinoceronte", un tanque de guerra israelí que acompaña a un pelotón en una misión que se adentrará en territorio hostil y será protagonista de los horrores de la guerra como pocos se animan a mostrar en las películas bélicas.
Para comenzar debo decir que el planteo que ofrece Líbano es inteligentemente desagradable e incómodo, creando una sensación de malestar que lo coloca a uno dentro de ese infame tanque de guerra junto con los miedos, los nauseabundos olores, la ansiedad y la impotencia de los protagonistas, logro del cual se pueden jactar muy pocas películas del género. A través de la mira del "Rinoceronte", se retrata la crueldad indefendible y desgarradora que despliega un enfrentamiento armado, colocando a los 4 soldados en situaciones de las cuales no pueden escapar, sino que sólo pueden aceptar con impotencia y asco. ¿Se abusa un poco en el uso de imágenes morbosas?, sí lo hace, pero yo pienso... ¿no hay acaso una cantidad enorme de films que retratan a la guerra como un video juego que en vez de generar rechazo, invita al espectador a imaginarse con una vincha y una ametralladora en el brazo como algo cool?... bueno, Líbano les puedo asegurar que invita a todo menos a la visión heroica de alguien que toma las armas para solucionar conflictos, y eso me parece muy respetable y en este caso, muy bien logrado por el director.
El único inconveniente que le encontré a la historia, citando a un personaje de la película "Vidas Cruzadas", es el "problema de flatulencias incontrolables" de los soldados, que por momentos parecían niños de 10 años llorando por estar en una situación de la que no tenían conocimiento, cuestión que resulta un poco absurda si tenemos en cuenta que los combatientes reciben un entrenamiento previo, y que supongo están conscientes de que manejan un tanque de guerra, un arma de destrucción obscena, pero bueno, detalles al margen, el resultado es espectacular.
Creo que el séptimo arte debe mostrar al espectador tanto obras que fortalezcan el corazón, como otras que lo desgarren como es el caso de esta cinta. Hay mensajes que no procesamos por lo anestesiado que tenemos el cerebro, y a veces solo podemos despertarlo con estas inyecciones de incomodidad.