Leto

Crítica de Fredy Friedlander - A Sala Llena

La época en que aún existía la llamada “cortina de hierro” continúa teniendo fuerte presencia en el cine, como lo demuestran al inicio del Festival de Cannes dos películas destacables como Cold War, de Pavel Pawlikowski (Ida), y Leto (“verano” en ruso), del menos conocido Kirill Serebrennikov.

Leto transcurre en San Petersburgo -entonces Leningrado- a inicios de la década del 80, cuando el rock y el punk en inglés eran manifestaciones musicales virtualmente prohibidas en la Unión Soviética de Brezhnev.

El formato del film se acerca mucho al de un documental, pese a que existe una leve trama que se estructura alrededor de la pareja de Mike (Roma Zvery) y Natacha (Irina Starshenbaum), sin dejar afuera a la banda de rock del primero (de nombre Zoopark). A esto se agregará Viktor (el actor germano-coreano Teo Yoo), un músico por el que Natacha sentirá un cierto atractivo, comunicándoselo a Mike.

El centro de la película, no obstante, será la devoción de estos rockeros por sus pares de habla inglesa, con múltiples referencias a bandas y solistas famosos. David Bowie es probablemente uno de los más citados, y a los amantes de su obra se les permitirá deleitarse con una versión (en ruso) de “All the Young Dudes” (compuesta por Bowie e interpretada por Ian Hunter con los legendarios Mott The Hoople).

Hay aún varias otras bandas y solistas evocados, como T-Rex (Marc Bolan), Talking Heads (David Byrne), Iggy Pop y Blondie. Menos afortunados resultan, al menos en el comentario de los músicos rusos, Duran Duran y, sobre todo, Lou Reed, a quien se lo califica en más de una oportunidad y en forma discutible de “arrogante”.

De todos modos, en conjunto la banda sonora de Leto es poderosa, y si bien el grueso es en blanco y negro (curioso que también compongan la paleta de la mencionada Cold War), aquí sorprende por momentos el uso del color y de algunas animaciones psicodélicas.

Además del énfasis en la música popular de la década del 70, el otro foco temático consiste en las restricciones del régimen soviético, así como en la propaganda que empleaba a su favor. Resulta irónico que Serebrennikov no haya podido venir a Cannes por estar actualmente bajo arresto domiciliario, a causa de supuestos delitos económicos.

Se podría tal vez cuestionar cierta levedad con la que es presentado el conflicto de la pareja central. Pero este implica un reparo menor ya que la premisa central de Leto es que la buena música, cualquiera sea su género, prevalece por sobre toda barrera que se imponga a su difusión.