Lejos de Pekín

Crítica de Jorge Bernárdez - Subjetiva

Los problemas de querer adoptar niños en la Argentina son bastante conocidos, suelen aparecer en los medios de comunicación y la mayoría de las veces es para dejar en claro que los adoptantes suelen pasar una amansadora que si bien puede ser atendible en función del cuidado de los menores, resulta bastante engorrosa en función de lo que debería ser un tramite que permita que los padres que toman la decisión de criar chicos que no tienen un hogar puedan llegar a ellos y los chicos, conocer la experiencia de un hogar.

Después de La guayaba y La soledad, el director, Maximiliano González vuelve a Misiones para abordar la problemática de la adopción a través de la historia de una pareja que viaja a la provincia del litoral argentino para adoptar un niño y a partir de ese momento, la experiencia que los pone a prueba porque el camino está plagado de problemas imaginados y otros inesperados.

María (Elena Roger) y Daniel (Javier Drolas) son el centro del relato que encara la situación de la adopción de una manera intimista y algo agobiante. Con la provincia del litoral argentino como telón de fondo, la situación social de la madre biológica funciona como detonador de situaciones posibles entre dos personas que a la hora de tomar un paso que les va a dar vuelta la vida se chocan con sus miedos e inseguridades.

Lejos de Pekín elude el golpe fácil y evita meterse a fondo con lo que pudo haber sido una película de denuncia o de explotación de horrores sociales, en cambio se juega al medio tono de una historia intimista apoyada en la actuaciones de Roger y Drolas, que buscaron un tono medio y contenido antes que la explosión o la intensidad desaforada.

LEJOS DE PEKÍN
Lejos de Pekín. Argentina, 2019.
Guion y dirección: Maximiliano González. Intérpretes: Elena Roger, Javier Drolas, Cecilia Rossetto y José María Marcos. Edición: Alberto Ponce. Fotografía: Agustín “Tedi” Alvarez. Música: Pablo Polidoro. Distribuidora: Primer Plano. Duración: 82 minutos.