Lejos de casa

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Las historias de madurez (conocidas como coming of age) constituyen un género irresistible para el cine y para el público, en gran parte porque posibilitan una mayor cercanía con los personajes y las situaciones que les tocan atravesar. En Argentina hay exponentes muy interesantes y con diferentes miradas. Lejos de casa es uno de los casos más recientes.

Florencia (Cumelén Sanz) es una joven a la deriva, que sólo parece encontrar alivio en los excesos y en la fotografía. El padre (Daniel Kuzniecka) ya no sabe cómo controlarla, por lo que decide enviarla con la madre (Ana Celentano), una médica que vive en Pinamar. Allí debe aprender a adaptarse, lo que al principio parecerá menos difícil: entabla amistad con Sebastián (Gabriel Gallicchio), un kiosquero de buen carácter. Sin embargo, la relación entre Florencia y la madre no termina de ser tal, más allá de los buenos sentimientos mutuos. Para peor, los vicios todavía están al alcance.

Se trata de la tercera película de Laura Dariomerlo como directora, luego de Rosa fuerte y La chica que vino del espacio. Como en aquellos films, el aspecto sobresaliente reside en las complejidades de los vínculos, pero sin emitir juicios. En este caso, de una madre y una hija con sus propias personalidades y sus maneras de ver la vida. Una hija que, de por sí, no se sentía valorada por el padre y que trata de encontrar su lugar en el mundo.

Dariomerlo consigue escenas poderosas mediante la mezcla de actores bien elegidos -y bien dirigidos- y un guión con diálogos intensos pero sin ser redundantes.

Cumelén Sanz ya había interpretado a una chica sin rumbo en Penélope, de Agustín Adba. De hecho, los primeros minutos hacen pensar en una continuación de ese film. Pero el personaje aquí es más humano; lo que permite conectar con ella, comprender sus tormentos y seguirla en su crecimiento. Una prueba de las capacidades actorales de Sanz, que además tiene una importante presencia escénica. No menos destacable es el desempeño de Ana Celentano, haciendo creíble a una madre que, por sobre todas las cosas, es una mujer con sus propios objetivos, una mujer libre, sin por eso dejar de sentir amor por sus seres queridos.

Lejos de casa es un drama real con sus momentos de crudeza, pero provisto de un corazón grande y un sabor de esperanza.