Lectura según Justino

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Estamos en la década del "50, Justino tiene 11 años y cuando su padre muere, por ser el único varón de la familia, debe tomar la responsabilidad del grupo familiar. En el pueblo de San Bernardino (Paraguay), el chico se ocupará de ayudar en el Correo y estudiar en una escuela alemana, herencia de la fundación del pueblo por Santiago Schaerer, inmigrante de ese origen.

La película recorre el pasaje en que la preadolescencia del niño se manifiesta, con la primera noción de responsabilidad familiar y el surgimiento de la sexualidad como núcleos temáticos.

Personajes como la maestra, la madre, sus compañeras de colegio, el comisario y el barbero serán descriptos de manera costumbrista y con algún toque de humor. En la segunda parte su inconsciente papel de generador de un romance entre la maestra y un refugiado nazi darán forma a este melodrama sencillamente contado, con una puesta en escena atractiva y formalmente impecable.

OPERA PRIMA
El director de "Lectura según Justino" es Arnaldo André, nacido él mismo en San Bernardino y llegado muy joven a la Argentina en la década del "60, donde se convertiría en sinónimo de teleteatro junto con Alberto Migré y Abel Santa Cruz. Los habitués de la televisión no pueden olvidar títulos como "Piel naranja", "Pobre diabla" o "Amor gitano", que lo tuvieron como intérprete. André, en un nuevo registro, utilizó vivencias personales en este relato autobiográfico incorporando elementos ligados al folclore lugareño y observaciones históricas relacionadas con el gobierno de Stroessner, la actuación de la Fundación Eva Perón en la región, junto con la presencia del nazismo (recordemos que Bernhard Forster, fundador de una "comunidad aria pura" en Paraguay, con su esposa, hermana de Nietzsche, se suicida en el Hotel del Lago de San Bernardino, luego de fracasar su proyecto).