Lea y Mira dejan su huella

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

¡Memoria, verdad y justicia!

Con una estructura más televisiva que cinematográfica, la importancia de Lea y Mira dejan su huella (2016) radica más en lo que dice que en la puesta en escena.

Mira Kniaziew de Stuptnik y Lea Zajac de Novera son dos nonagenarias que de adolescentes pudieron sobrevivir a Auschwitz, el más grande de los campos de concentración y exterminio construido por la Alemania Nazi luego de la invasión de Polonia a principios de la Segunda Guerra Mundial. Tras la guerra se instalan en Argentina donde construyen una amistad unida por el horror que les tocó vivir y la voluntad de transmitir lo vivido para que el mundo no olvide lo pasado.

En épocas en que funcionarios del gobierno niegan las víctimas de la última dictadura, Lea y Mira dejan su huella toma una connotación diferente a la que podría haber tenido unos años atrás. No por la universalidad de tema sino por el negacionismo que estas dos mujeres tratan de evitar. Lea y Mira se pasaron toda su vida transmitiendo el horror vivido en primera persona, pero no cómo una forma de lástima o piedad, sino para evitar que el mundo se olvide de uno de los hechos más crueles del siglo XX. Ambas narran su propia historia para que la historia se apropie de ella y nadie pueda negarla.

¿Cómo se sigue viviendo después del infierno? ¿Existe el perdón? ¿Para qué sirve recordar el horror? ¿Cómo se sigue? Preguntas que encontrarán respuestas a lo largo de los 52 minutos que dura este interesante documental de Poli Martínez Kaplún, que sin lugar a duda algún que otro funcionario debería mirar.