Latin Lover

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

De hacer una especie de carta de amor a las comedias de enredos y al “cine de antes”, como se lo reconoce aquí, “Latin lover” luce como una agradable muestra de simpleza narrativa.

Según el guión de Cristina Comencini y Giulia Calenda Saverio Crispo (Francesco Scianna) fue un actor de la época dorada del cine italiano, un hombre con toda la pinta que de haber existido hubiese sido otro Marcello Mastroianni, que además de ser fetiche de Fellini, ingresó al Film Noir francés y seguramente lo hubiese contratado Truffaut para alguno de sus clásicos. Por supuesto que su etapa en Hollywood fue la peor (un guiño a las cualidades cinematográficas de cada uno) y terminaría de vuelta en Italia en donde falleció finalmente.

El punto es que este guapo pintón dejó un tendal de hijas y esposas las cuales, luego de muchos años, deciden reunirse para participar de la celebración de la carrera del ídolo en el 10º aniversario de su muerte. Sus hijas Stephanie (Valeria Bruni Tedeschi), Segunda (Candela Peña), Solveigh (Pihla Viitala) y Susanna (Angela Finocchiaro) se reúnen en la casa de la madre de ésta última porque claro, Rita (Virna Lisi) todavía vive en la hermosa finca que Saverio compró durante su estrellato. También llega Ramona (Marisa Paredes), la mamá de Segunda; un biógrafo que quiere saber mucho más (Claudio Gioè).

En la introducción la voz en off de un famoso crítico, Picci (Toni Bertorelli), nos va contado quién fue la estrella mientras una banda sonora a lo Nino Rota (hasta en esto hay homenaje en esta producción) decora la apertura de las ventanas de la gran casona. Como si nos estuviesen abriendo la puerta al corazón de la historia. De a poco van ingresando los personajes a la pantalla y pese a que las hijas han nacido en distintos países, la directora Cristina Comencini evita a toda costa el choque cultural para centrarse en la relación de toda esta gente, ignota de algunos secretos íntimos de la vida de Saverio que por supuesto servirán como catalizador de las situaciones.

Más allá de las referencias al cine y demás menciones, “Latin lover” es una comedia sobre el deseo de apropiarse de la figura paterna, pese a deber convivir con la infidelidad como sensación omnipresente. Ninguna de estas hijas es ajena a la vida “donjuanesca” de su padre, y si bien el estado de autoconciencia hace que el espectador suponga mucho de las situaciones venideras, también sirve para que el guión pueda ocuparse mejor de las distintas formas en las que estas mujeres lidian con eso. En este sentido, si uno tuviese que apostar, es probable que haya alguna referencia autobiográfica de parte de la directora que encuentra en cinco personajes, la forma de establecer los distintos estados de ánimo por los que se puede atravesar ante la ausencia.

Desde luego las actuaciones (en un buen trabajo de casting) son lo más sobresaliente de “Latin lover”. Ese costumbrismo no forzado le da frescura a una trama que se apoya en la relación familiar, y por supuesto en la tolerancia. El vínculo que las actrices logran hace que situaciones y gags muy vistos anteriormente en el cine y en la TV luzcan verdaderos y graciosos.

Al final un cartel dirá que Saverio es ficticio, pero el cine glorioso de esa época sigue con nosotros. Enhorabuena para revisarlo y para ver éste cálido abrazo entre el presente y el pasado.