Last Christmas: Otra Oportunidad Para Amar

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

A priori, Last Christmas ofrece unos cuantos atractivos. El mayor de ellos está dedicado a los fans de Game of Thrones, que a seis meses del final de la serie podrán ver a Daenerys Targaryen resucitada pero sin sus dragones, desempoderada, ridículamente disfrazada de duende. Otro imán puede ser la banda de sonido ochentosa, basada en canciones de George Michael (empezando por la que le da el título a la película). Y, para los más detallistas, tal vez que el guion esté firmado, entre otros, por Emma Thompson.

En esta reencarnación como eficaz comediante, Emilia Clarke vuelve a hacerse querer. Aquí es Kate, una veinteañera que deambula como un tiro al aire por Londres, de conquista en conquista y borrachera en borrachera, sin hogar fijo, con pretensiones de actriz y un trabajo -que iba a ser temporario y terminó siendo definitivo- en una tienda de artículos navideños. Un desastre que quizá se redima cuando conozca al hombre perfecto (Henry Golding).

Podrá decirse que no existe comedia romántica sin un toque meloso. Que la dulzura excesiva y las historias de redención son condiciones esenciales del subgénero navideño. Y que, después de todo, esto es lo que los anglosajones llaman una feel-good movie, una película para sentirse bien. Pero aquí se les fue la mano con el azúcar, sobre todo en los mensajes edificantes del personaje masculino.

El guion tiene momentos divertidos, sobre todo los que Thompson le reservó a su propio personaje, una madre croata que bien podría ser una idische mame o una mamma tana que convierte en tragedia todo lo que toca. Además, a diferencia de lo que está ocurriendo en Hollywood, aquí el feminismo es un poco menos explícito (no hay obstáculo entre Kate y sus deseos sexuales).

Pero esa sutileza desaparece a la hora de la bajada de línea existencial y también política. Y queda definitivamente sepultada bajo los escombros de un golpe bajo que es a la vez un giro "sorpresivo" capaz de hacer ruborizar al mismísimo M. Night Shyamalan, el rey del efectismo.