Las novias de mis amigos

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Casi enamorados

"Las novias de mis amigos" es un pasatiempo insatisfactorio que confronta la tradición de la buena comedia norteamericana.

Esta película sí que ocupa un lugar inmerecido en la cartelera. Con tanto bueno que habría para ver, lo mejor que podría pasarnos como espectadores, es castigarla con una ausencia tan notoria, que hiciera que los distribuidores se cuidasen de mostrar y traer por aquí bodoques parecidos en el futuro.

"Okey, puede que no me guste a mí, pero tal vez está dirigida a jovencitos más inocentes e impresionables", se podría decir, con cierta condescendencia. Pero, ¿vamos a dejar que los alimenten con eso y después les pediremos que voten con inteligencia?

Las novias de mis amigos es un filme que provoca un poco de confusión. Pero sólo porque coquetea todo el tiempo. Es un filme piola. Es elegante. Es sensiblón. Y además, muy bobo. Sólo se vale de música agradable, bares de copas, oficinas modernas, y chicas y chicos bonitos, y de corazón inestable, que hacen bromas pesadas y que, de cada tres palabras que dicen, dos son "what?" y "fuck!".

La película comienza con tres amigos neoyorquinos y sus asuntos del corazón. A uno está dejándolo la esposa, que lo engaña con alguien. Los otros dos están en el pináculo de sus carreras hormonales. Entonces, se paran en la calle y gritan "viva la soltería" con una convicción casi ridícula.

"Es hora de volver a llenar casilleros", le aconsejan al abandonado, para iniciar una carrera en la que no hay tiempo ni espacio para conflictos sobre violencia de género, guerra de los sexos ni nada por el estilo.

Sin embargo, los chicos comienzan a involucrarse con sus chicas y sus seguridades de amantes sin compromiso comienzan a trastabillar. Poco faltará para que confirmen que en la vida se puede perder algo más que apuestas. Se pueden perder afectos. Es entonces cuando la cosa se vuelve seria, aunque sea por un rato, pero la película no tolera tanto cambio de tono. Incluso, de a ratos se vuelve melancólica y el efecto es tan contradictorio y desconcertante que ni siquiera queda claro si esa fue la intención de los autores del libro o sólo un problema de dirección.

Los norteamericanos tienen pasta para la comedia romántica. Sobran ejemplos de esto. Pero con arrestos como este, en los que les sale el tiro por la culata, el estandarte de una industria que marca tendencia en la manera de entretenerse, se convierte en un pasatiempo insatisfactorio.