Las novias de mis amigos

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

TRES BOBOS SUELTOS

Son tres amigos: dos solteros y un casado que anda tristón porque su mujer hizo justicia y lo abandonó. Bajón colectivo del trío y la decisión, para solidarizarse con el dolorido, de que ninguno de los tres se va a comprometer con ninguna chica. Algo que deberían agradecer las lindas muchachas Juramento de soltería hasta donde se pueda. Pacto adolescentes de tres inmaduros. Una comedia sin chispa, protagonizada -¡otra vez!- por tres treinteañeros bobalicones que dicen tonterías a mil por hora, que se comportan como nenes de la primaria, que se hacen los cancheros hasta que, por supuesto, aparece un par de lindas señoritas que les hacen renunciar a pactos y estupideces. El planteo podría avanzar si tuviera un libretista inspirado, unos actores con gracia, una puesta imaginativa, un par de escenas divertidas. Pero, no hay nada de esto, sólo Nueva York, como siempre, pone algo de encanto ante tanta chatura. Palabras gruesas, chistes ramplones sobre el sexo, audacias verbales y pacatería visual, infaltables escenas escatológicas y un final que se quiere poner serio y romanticón y apela a una gastadísima declaración de amor con mucho público que aplaude.

Pero lo peor son sus personajes: tres impresentables que se piden permiso para poder acostarse con su chica, que se cuentan todo, que interrumpen y se meten en el cuarto cuando el otro está haciendo el amor. Al final, dos saldrán a flote, pero el esposo engañado, no. Dan ganas de abandonar a los tres.