Las mujeres del 6° piso

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

El encanto español mudado a París

Estas mujeres a las que alude el título son empleadas domésticas españolas que ejercen su oficio en la París de los años 60. Nada las acerca a las psicópatas que presentaba Chabrol en "La ceremonia", la muy decidida Dora, la criada de "Cama adentro" o las mucamas de la reciente "Historias cruzadas" de Tate Taylor. Nada que ver estas señoras con sojuzgamientos, diferencias sociales o locuras definitivas.

Ellas son simplemente amas de casa víctimas de los coletazos del Plan de estabilización de la España de los "60, sometidas a los problemas económicos que las lleva a buscar trabajo en Francia para ayudar a mantener la casa natal, mientras se acomodan al frío ambiental y la racionalidad gala, tan lejana al espíritu hispano.

Los protagonistas de la historia son un economista y la nueva chica de servicio, rodeados de un grupo de ruidosas "paisanas". La atractiva españolita es sobrina de una de las domésticas que, llegadas de España hace tiempo, viven juntas alquilando los altos de la casa del pequeño financista.

La llegada de la joven será el desencadenante de la toma de conciencia del bueno de Jean Louis Joubert, que hasta ahora sólo veía por los ojos de su superficial esposa, sus circunspectos compañeros de trabajo y sus malhumorados hijos. El mundo parece tomar color a partir de la irrupción de las salerosas señoras del sexto piso.

LA TERNURA

El director Philippe Le Guay se inspiró para hacer la historia en su realidad. No sólo su padre es un conocido ejecutivo (agente de cambios), sino que fue criado en su infancia por una señora española de nombre Lourdes con la que pasaba, según comenta "más tiempo que con su propia madre".

"Las mujeres del 6º piso" está muy bien contada y tiene todos los ingredientes que gustan al público en general, romance, un poco de intriga, bulerías, humor, buena música y mucha ternura.

Sí, es una película para todos. Tiene encanto a pesar de cierto esquematismo en los caracteres y la previsibilidad del final. Pero lo importante es que llega al espíritu directamente, con humanidad y personajes profundamente creíbles.

Personajes muy logrado, como el que interpreta Fabrice Lucini, un señor contenido y con libertad de espíritu, la tía representada por Carmen Maura, un manojo de simpatía y espíritu de pueblo, muy leal a sus compinches, Lola Dueñas, Berta Ojea, Concha Galán y la encantadora Natalia Verbeke.