Las momias y el anillo perdido

Crítica de Juan Samaja - CineFreaks

Una princesa egipcia feminista, hasta ahí…

El marco de la trama principal es claramente una comedia romántica en un contexto de aventuras. Nefertiti y Thut se presentan, desde el inicio, como personajes opuestos: Thut tiene fobia a la velocidad, y pretende protegerse en una actividad rutinaria y repetitiva, mientras que la princesa Nefertiti quisiera vivir en un mundo donde las cosas transcurren en velocidad rápida. Como sucede en toda comedia romántica, el conflicto planteado en el nivel del romance será resuelto en el nivel de la misión de aventuras: la peripecia por medio de la cual recuperan el anillo, y finalmente enfrenta al villano, no sólo resuelve la fobia del héroe, sino que además enciende la pasión amorosa.

La premisa narrativa del relato es atractiva y funciona como un nexo de articulación entre el romance y la aventura. Hay un doble conflicto a resolver: A) el conflicto en torno a los proyectos de Nefertiti y el auriga; ambos están en crisis con unas situaciones que se les imponen fatalmente, y respecto de las cuales no saben cómo sobreponerse. La sociedad le impone a la muchacha un rol que la obliga a dejar de lado sus deseos individuales, y una circunstancia desgraciada ha dejado a Tuth postrado emocionalmente. B) el conflicto de comedia, acción y aventura, donde se cruzarán los dos mundos, y donde la pareja deberá recuperar la alianza de matrimonio.

Sin embargo, la película presenta dos puntos flojos: una, asociada a diseño estético, y la segunda, al diseño de la narración.

En cuanto a la dimensión estética, la propuesta carece de identidad; todo parece estar delineado por la lógica Disney.

En cuanto a lo narrativo, la presentación es un poco confusa, y no resulta fácil advertir de entrada que la ciudad egipcia transcurre en un espacio y tiempo paralelos al mundo histórico. De hecho, tampoco resulta muy claro si la región subterránea es una especie de universo paralelo al cual se deba ingresar por un portal mágico, o simplemente un recóndito paraje escondido en las profundidades, al cual es posible acceder rompiendo la roca con una grúa mecánica. Hay algunos momentos donde la narración pierde agilidad y se hace un poco larga.

Por otra parte, el relato resulta, en su conjunto, poco orgánico en algunos puntos de la temática: recordemos que el relato hace referencia a una discriminación de género: a Nefertiti se le impone un rol que la obliga a dejar de lado sus pasiones y deseos, mientras que Thut ha podido desarrollar todas sus potencialidades como corredor. Este enfoque haría pensar que habría un tratamiento más igualitario hacia los personajes masculinos y femeninos, sin embargo, en el desenlace encontramos las mismas estructuras tradicionales vinculadas al rescate: es el varón quien está a cargo de la acción principal, es el varón quien salva –con su acción- a la princesa, etc.